San José.— Por separado, Argentina, Chile, Costa Rica y Panamá denunciaron el robo de cargamentos de fentanilo de bodegas o despensas en sus sistemas públicos de salud en los últimos tres años y los reportes se diluyeron en el tiempo en una avalancha global de denuncias sobre la pérdida del rastro de una droga.
Aunque podría tratarse de hechos supuestamente desconectados y aislados, ahora encenderían las alarmas de inteligencia policial y judicial en un conflictivo escenario en América que se agravó en 2022 y 2023: el avance del contrabando del fentanilo como peligroso opioide con un creciente saldo de muerte.
Los casos de Argentina, Chile, Costa Rica y Panamá abrieron múltiples dudas.
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¿Fueron robos para traficar fentanilo a territorio mexicano, unirlo a los cargamentos de precursores químicos exportados de China e India a México e insertarlo en las corrientes del narcotráfico para procesarlo y reexportarlo como droga ilícita a Estados Unidos como su principal mercado de consumo?
¿O fueron robos para abastecer un todavía naciente mercado de consumo de ese narcótico en esos cuatro países o en otros de la zona y se está ante el germen de una propagación de nueva amenaza a la seguridad regional?
“Sí, es una amenaza”, aseguró el abogado, socioeconomista y analista político colombiano Rafael Nieto, viceministro del Interior y de Justicia de Colombia en 2003 y 2004.
Al puntualizar que se carece de información para determinar “con certeza” de que hay tráfico de fentanilo del sur del continente a México o un consumo regional en aumento de esa sustancia, Nieto dijo a EL UNIVERSAL que “es indispensable establecer qué es realmente lo que está pasando”.
“El fentanilo es un opioide poderosísimo. La destrucción del individuo que se hace adicto es muy rápida y profunda. Sin duda es una amenaza”, recalcó.
La realidad mostró que, por ejemplo, en Colombia y en Brasil ya hay una demanda interna en crecimiento. Argentina registró 24 muertos en 2022 por el uso de una droga que combinó fentanilo y cocaína. El tráfico ilegal de fentanilo, un mortal opioide sintético que al menos desde 2013 empezó a penetrar en el comercio ilícito internacional de drogas y cuya distribución se instaló con fuerza en el mercado estadounidense, el principal consumidor de ese alucinógeno, atizó este mes las tensiones políticas y diplomáticas entre México y EU con un cruce de ataques y reproches.
Washington acusó repetidamente a México de ser la plataforma de llegada de los precursores químicos exportados de China e India para procesar en laboratorios clandestinos en territorio mexicano y reexportar como producto final a EU.
Los robos en los cuatro países activaron las alertas acerca de que, al igual que sucede con el tráfico de cocaína de Colombia a EU, vía Venezuela, el Caribe, Ecuador, Perú, Centroamérica y México, ya existan rutas similares para transportar fentanilo en diferentes versiones técnicas a suelo mexicano y reenviar al mercado estadounidense.
Panamá reveló el 15 de este mes que un cargamento de 10 mil dosis de fentanilo desapareció desde el 9 de noviembre de 2022 de los depósitos de la (estatal) Caja de Seguro Social de ese país que es una de las piezas cruciales en el eslabón del contrabando de cocaína del sur al norte de América.
Costa Rica debió recibir una donación de 10 mil dosis de 0.5 miligramos de fentanilo de El Salvador en abril de 2021 para reponer el faltante de ese fármaco por confusos casos de desaparición o de presunto manejo irregular en tres de los más importantes hospitales públicos costarricenses y en un almacén de una institución estatal.
Uno de los hechos en Costa Rica se remonta a 2018, mientras que en otros se habría extraído la droga en recetas a nombre de difuntos.
Argentina en febrero de 2022 y Chile en octubre de 2021 confirmaron los robos de ampollas de fentanilo en cantidades imprecisas en centros públicos de salud.
Una brigada de investigación criminal de Santiago de Chile reveló que sólo unos 16 funcionarios están autorizados a ingresar a una oficina en la que hay dos cajas fuertes que están aseguradas con llaves y códigos que sólo unos enfermeros “pueden acceder”.
La Administración de Control de Drogas de EU (DEA, por sus siglas en inglés) contabilizó ayer un total de 8 millones 170 mil píldoras de fentanilo incautadas durante 2023 y mil 660 libras de polvo de ese narcótico.
Al advertir que dos miligramos de fentanilo equivalen a “una dosis potencialmente mortal”, ya que es hasta 100 veces más potente que la morfina y 50 más fuerte y adictivo que la heroína, la DEA subrayó que los decomisos ejecutados en 2023 representan “más” de 47 millones 200 mil “dosis mortales”.
La DEA reportó que en 2022 incautó más de 57 millones 700 mil píldoras “falsas” de “encaje” de fentanilo y más de 13 mil 700 libras de polvo de ese producto, lo que correspondieron a “más de 410 millones de dosis letales de fentanilo”.
Esa cantidad supondría aniquilar a la población total de Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Haití y República Dominicana o a la de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Ecuador y Venezuela.
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