Washington.— El sudeste de Estados Unidos permanecía ayer bajo la amenaza de inundaciones a gran escala con potencial para provocar roturas de presas y deslizamientos, después del paso de Florence, que ha dejado 15 muertos y daños por miles de millones de dólares.

Aunque la tormenta se degradó a depresión tropical, Florence avanza lentamente sobre Carolina del Sur y Carolina del Norte, descargando fuertes lluvias sobre las cuencas fluviales ya saturadas, lo que según las autoridades podría traer más muerte y destrucción. Hasta el momento, la cifra provisional es entre 15 y 18 muertos, según medios locales. Los servicios de rescate permanecían ayer en alerta en la región de Grifton, una pequeña localidad de Carolina del Norte amenazada por los crecientes niveles de agua en un arroyo cercano y en el río Neuse.

“Mucha gente ya ha evacuado”, dijo Denise Harper, residente del lugar. “Es preocupante ver el agua subir lentamente”, declaró.

“Aún tenemos algunos días por delante”, advirtió Brock Long, jefe de la Agencia Federal de Servicios de Emergencia, a la CNN, quien también aseguró que en el centro y el oeste de Carolina del Norte y Virginia no se han terminado las duras condiciones climatológicas.

Long llamó a los ciudadanos a estar alerta ante las advertencias oficiales de lo que ahora era considerado un “evento de inundaciones”.

“Estamos esperando muchos daños”, señaló, y agregó que las presas podrían verse amenazadas por el aumento del nivel del agua.

El jefe de bomberos de Grifton, Justin Johnson, pronosticó para el miércoles la peor inundación del río Neuse. “Las personas que sufrieron el huracán Matthew [en 2016] saben a qué se atienen”, dijo Johnson.

Después de golpear el viernes la costa atlántica de EU, Florence penetró en el continente, donde dejó fuertes lluvias que hicieron subir el nivel de los ríos, provocando inundaciones; sin embargo, la precipitación continuó cayendo el domingo por la mañana en el condado de Pitt, Carolina del Norte. Las inundaciones localizadas seguían afectando el área, que desde el viernes presenta un cielo oscuro y bajo, y campos agrícolas anegados.

“Lo que más me preocupa son las comunidades aisladas, las personas que están atrapadas en sus hogares y que pueden no tener acceso a medicamentos o servicios de emergencia”, explicó Long.

“Todavía no hemos visto lo peor de las inundaciones”, advirtió el almirante Karl Schultz, quien supervisa las operaciones de la Guardia Costera. La situación “podría ser aún más catastrófica” a partir del lunes, añadió.

En este contexto, el presidente Donald Trump saludó a los rescatistas que “trabajan muy duro” para ayudar a la población.

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