La canciller alemana, Angela Merkel , se retira, tras 16 años en el cargo, con un nivel que otros líderes europeos envidiarían. Aun así, su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), perdió en las elecciones del domingo. ¿Por qué?
El bloque conservador CDU-CSU, encabezado por Armin Laschet, se quedó con 24.1% de votos. Se trata del peor resultado que haya obtenido en unas Legislativas, donde hasta ahora nunca había quedado por debajo del 30% .
El Partido Socialdemócrata (SPD) fue la fuerza más votada, con 25.7% , lo que representa un ascenso, de 5.2 puntos, respecto de los resultados de 2017.
Aunque hay quien atribuye la derrota de la CDU al escaso carisma de Laschet y los errores que cometió el candidato en campaña, lo cierto es que hay muchos factores que incidieron en el resultado del domingo.
De hecho, el año electoral no empezó bien para la CDU. En marzo, en las elecciones regionales en los Länder de Baden Württemberg y Renania Palatinado, considerados una primera prueba para Merkel , se impusieron los ecologistas de la Alianza 90-Verdes (en el primero) y el SPD, en el segundo.
Merkel
intentó que la sucesión en la CDU fuera ordenada cuando anunció su retirada, en 2018, pero fue todo, menos eso.
Kramp-Karrenbauer, leal a la línea Merkel, se había impuesto como la gran favorita a dirigir al bloque conservador en las elecciones de 2021.
Pero la nueva líder tiró la toalla unos meses después, incapaz de consolidar su liderazgo. Empezó entonces la búsqueda del sucesor "B", que desató una serie de forcejeos entre las alas centrista y derechista.
La candidatura recayó en Armin Laschet, primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado del país. Pero la Unión Cristianosocial de Baviera (CSU), aliada de la CDU en el gobierno, no consideraba a Laschet el mejor candidato para la cancillería. Finalmente, tuvo que cerrar filas.
Laschet no sólo no era una figura carismática, sino que su gestión de la pandemia ha sido considerada “errática” y con su reclamo de reabrir la economía se enfrentó a la cauta Merkel .
Su campaña fue errática y llena de tropiezos. A mediados de julio, el oeste de Alemania se vio afectado por inundaciones que dejaron alrededor de 180 muertos, de los cuales 50 se registraron en la región que dirige Laschet. Era su momento de demostrar que podía gestionar una crisis.
En vez de ello, cuestionado sobre la necesidad de tomar medidas más estrictas contra el cambio climático, del que expertos, y la propia Merkel , han advertido que está detrás de los fenómenos climáticos más severos que se han presentado, Laschet respondió: “No es porque haya ocurrido esto que debemos cambiar de política”. Su falta de empatía se volvió aún más notoria cuando, en una ceremonia para homenajear a las víctimas de las inundaciones, fue captado carcajeándose.
Luego vendrían acusaciones de plagio por un libro que escribió en 1998. Laschet reconoció que hubo “errores” al no citar la fuente.
Otro factor a considerar es el candidato elegido por el SPD, Olaf Scholz. Vicecanciller (ministro de Finanzas), se le identifica más con Merkel que a Laschet. Y él supo aprovecharlo: incluso en los gestos, se mostró como “el verdadero heredero” del legado de Merkel. Europeísta, los alemanes en efecto vieron en él al sucesor de la canciller. Y votaron en consecuencia.
Ahora, tanto Scholz como Laschet señalan que intentarán formar gobierno, pero el triunfo del PSD deja en mejor posición al primero. Incluso con una alianza con la CDU pero, esta vez, encabezada por los socialdemócratas. Las próximas semanas lo definirán.
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Con información de Agencias.
agv