Berlín.— Alemania, aún conmocionada por el atentado racista de la ciudad de Hanau y presionada para impedir nuevos dramas, anunció ayer un aumento de la vigilancia policial en lugares sensibles para enfrentar la “muy alta” amenaza de la extrema derecha.

La manifestación en memoria de las nueve víctimas del doble tiroteo, organizada el jueves por la noche en unas cincuenta ciudades germanas, dio lugar a una polémica sobre las armas, la protección de las minorías y el rol del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).

El país ha sufrido tres atentados racistas y antisemitas en nueve meses, desde el asesinato de un representante electo pro inmigrantes a la matanza de Hanau, pasando por el ataque contra la sinagoga de Halle en plena festividad del Yom Kipur en octubre pasado.

Varias asociaciones musulmanas expresaron su consternación, considerándose abandonadas.

“Los dirigentes políticos no sólo minimizan el problema, sino que también siguen guardando silencio sobre la islamofobia en el país”, afirmó Zekeriya Altug, portavoz del Consejo de Coordinación de los Musulmanes en Alemania.

El gobierno alemán anunció que la seguridad se reforzará en los “lugares sensibles”, en particular las inmediaciones de mezquitas, aeropuertos y fronteras.

El gobierno de Angela Merkel ya había endurecido sus leyes y la seguridad en los últimos meses, en especial imponiendo a las redes sociales que señalen los contenidos de odio o protegiendo mejor a los representantes y activistas.

Pero no logra frenar las amenazas, especialmente la que representan individuos solitarios, desconocidos para la policía y armados legalmente, y que actúan repentinamente, como el presunto atacante de Hanau, Tobias Rathjen, desconocido por la policía.

El agresor tenía una web personal que mezclaba teorías raciales y contenidos sobre conspiraciones antes de las matanzas.

Otro aspecto de la amenaza atañe a un posible control más estricto de la posesión de armas. Unas 5.4 millones circulan en el país, según el diario Bild.

Al Ministerio del Interior le preocupa que la extrema derecha radical adquiera más armas.

La policía incautó mil 91 armas en 2018, frente a 676 en 2017, en una investigación sobre delitos atribuidos a extremistas.

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