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Berlín.— El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, perdió ayer una moción de confianza ante al Bundestag (Cámara Baja del Parlamento), allanando el camino a la celebración de elecciones generales anticipadas el 23 de febrero.
Scholz obtuvo el apoyo de 207 legisladores en el Bundestag —Cámara Baja del Parlamento, de 733 escaños—, mientras que 394 votaron en contra y 116 se abstuvieron. Eso lo dejó muy por debajo de la mayoría de 367 necesaria para ganar.
La votación permite al presidente Frank-Walter Steinmeier disolver la legislatura y declarar formalmente el llamado a las urnas.
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Steinmeier tiene 21 días para tomar esa decisión y, debido a la planificación de la elección, se espera que lo haga después de Navidad. Una vez que el Parlamento se disuelva, la elección debe celebrarse dentro de los 60 días.
La votación llegó tras un intenso debate en la cámara, donde los grupos políticos se recriminaron mutuamente el adelanto electoral.
Scholz, de 66 años, aspira a otro mandato, pero está muy rezagado en las encuestas, por detrás del líder opositor conservador Friedrich Merz de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de la excanciller Angela Merkel.
Después de más de tres años en el poder, la coalición tripartita liderada por el Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz junto a Los Verdes y el Partido Democrático Liberal (FDP) se rompió el 6 de noviembre.
Alemania lleva meses en crisis política mientras intenta revivir su economía, golpeada por los precios de la energía y la dura competencia de China. El gobierno de Berlín también se enfrenta a los desafíos que supone la guerra de Rusia en Ucrania y al inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, que pone en duda las futuras relaciones comerciales con Estados Unidos.
Esas cuestiones centraron el acalorado debate del lunes entre Scholz, Merz y otros líderes políticos.
Durante el debate Scholz argumentó que su gobierno ha logrado reforzar las fuerzas armadas que los gobiernos anteriores, liderados por la CDU, dejaron “en un estado deplorable”. Pero Merz le respondió que había abandonado el país en “una de las mayores crisis económicas de la posguerra. Tuvo su oportunidad, pero no la aprovechó (...) Usted, señor Scholz, no merece confianza”, dijo. La coalición de gobierno se rompió el 6 de noviembre, cuando Scholz despidió a su ministro de finanzas, Christian Lindner, del FDP, la coalición colapsó. A la fragmentación política alemana se suma el ascenso, en los últimos años, del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).