— Luego de desatender por ocho años sus lazos políticos al más alto nivel, la Unión Europea y América Latina volverán a reencontrarse este lunes y martes en una cumbre convocada en Bruselas.

La reunión a nivel de jefes de Estado y de gobierno estará presidida por el titular del Consejo Europeo, Charles Michel, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su calidad de presidente pro tempore de la Celac.

De los 33 jefes de Estado latinoamericanos, alrededor de 26 habían confirmado su asistencia hasta el viernes. Entre los ausentes figuran los mandatarios de México y Perú, Andrés Manuel López Obrador y Dina Boluarte.

Para el Consejo Europeo, la ministerial servirá para retomar los trabajos de la última edición celebrada en Bruselas en 2015, en los ámbitos de la cooperación en los foros multilaterales, el comercio y las inversiones, la recuperación económica, la lucha contra el cambio climático, la investigación e innovación, y la justicia y seguridad ciudadana.

En tanto que para la Comisión Europea deberá ser un catalizador para darle contenido a la nueva agenda de relaciones entre la UE y América Latina, la cual fue presentada el 7 de junio y persigue como meta el desarrollo de estrategias conjuntas para hacer frente a las oportunidades y desafíos presentados por el cambiante contexto global actual.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, también hizo parada en Madrid y se reunió con el alcalde José Luis Martínez-Almeida. Foto: Miguel A. Pedrera / EFE
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, también hizo parada en Madrid y se reunió con el alcalde José Luis Martínez-Almeida. Foto: Miguel A. Pedrera / EFE

Ofensiva

“La cumbre forma parte de una ofensiva de la UE hacia América Latina después de haberla descuidado durante años”, dice a EL UNIVERSAL Edmé Domínguez, especialista en relaciones internacionales de la School of Global Studies de la Universidad de Gotemburgo.

“Intenta reparar sus relaciones en el contexto de la guerra con Ucrania y la competencia china. Intentan renovar su interés en América Latina por toda la situación que sucede aquí. Por eso fue el viaje de Ursula von der Leyen [titular de la Comisión Europea] a la región, para tratar de asegurar los tres tratados en proceso, con México, Chile y Mercosur”.

Thomas Long, internacionalista del Departamento de Estudios Políticos e internacionales de la Universidad de Warwick, afirma que Bruselas vuelve a poner los reflectores en la región por España, que asumió la presidencia semestral del bloque a partir del 1 de julio.

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“España siempre ha tenido más interés en sus vínculos con América Latina, además de inversiones en algunos países en energía y el sector financiero. Así que ese ha sido un factor”.

El otro elemento de peso, continúa, es el comercio, particularmente con Mercosur, el mayor mercado de Latinoamérica con un Producto Interno Bruto combinado equivalente a los 2.2 billones de dólares en 2021.

En junio de 2019, la UE y Mercosur alcanzaron un “acuerdo de principio” sobre el pilar comercial. De materializarse, sería el mayor acuerdo “bloque a bloque” abarcando alrededor de 800 millones de habitantes. La reducción de aranceles se traduciría en ganancias equivalentes a los 4 mil millones de euros para la UE, de acuerdo con un estudio realizado a petición del gobierno de Suecia.

En un análisis que fue publicado el pasado 12 de julio, Gisela Grieger, del servicio de investigación del Parlamento Europeo, profundiza sobre la relevancia del Mercosur para el bloque comunitario.

Transición ecológica y digital

Afirma que la guerra de Rusia contra Ucrania y la crisis de las cadenas de suministro generada por la pandemia consolidaron en la UE la idea de que había que acelerar la transición ecológica y digital, así como la diversificación de las cadenas de suministro.

La ejecución de dicha estrategia exige el acceso a materias primas críticas, como el litio.

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“Dado que los países del Mercosur cuentan con importantes reservas de varias materias primas fundamentales, se han convertido en socios comerciales especialmente atractivos para la UE”, señala Grieger.

El tercer factor que empuja a Bruselas a mirar del otro lado del Atlántico es la guerra de Rusia en Ucrania. La UE busca una posición más fuerte de los latinoamericanos frente a la invasión rusa, más aún cuando el conflicto ha rebasado la barrera de los 500 días sin señal alguna de que pueda haber un diálogo de alto al fuego.

En cuanto a la expansión china, dice que puede considerarse como un factor secundario, pero no determinante para llamar a una cumbre, aun cuando en las últimas dos décadas hay un “dramático declive” de la presencia europea en favor del gigante asiático.

El comercio de mercancías UE-Celac en 2022 ascendió a casi 300 mil millones de euros, situándose por detrás de Estados Unidos y China, que representó un billón 84 mil millones de euros y 496 mil millones de euros respectivamente, según los datos del Fondo Monetario Internacional.

“Aceptar que existe una nueva Guerra Fría y un mundo bipolar es muy negativo para América Latina, por lo que renovar los vínculos con la UE representa una oportunidad importante para no caer en medio de las tensiones entre Estados Unidos y China”, sostiene Long.

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“Ciertamente es un problema la falta de atención de los europeos, pero también el que no está claro qué trae América Latina a la mesa (…) en términos de oportunidades y propuestas”.

La cumbre arrancará con un foro de negocios que contará con la participación de Von der Leyen y el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. También con el compromiso de invertir 10 mil millones de euros en América Latina y el Caribe a través del Global Gateway, con la posibilidad de que el monto aumente con contribuciones adicionales de los Estados miembros e inversiones del sector privado.

Cerrar las conversaciones con la tradicional declaración conjunta no es garantía. Hay dificultades para poner en línea a 60 países, particularmente al interior de la fracción latinoamericana, la cual carece de estructura de coordinación. Entre los puntos más sensibles está la agresión rusa a Ucrania y los daños colaterales causados por la incursión armada.

Long afirma que estas cumbres son relevantes por los diálogos bilaterales y los mensajes emitidos durante los eventos, pero sólo trascienden cuándo se asumen compromisos y plazos.

“Si salen de la reunión y no hay nada para implementar, entonces no importará tanto si dentro de dos años vuelven a reunirse, porque empezarán nuevamente desde cero. Hay que crear un proceso de proponer, coordinar, implementar y planear para la próxima cumbre”, sostiene el estudioso sobre Latinoamérica.

“Si esas cumbres persiguen un objetivo aún mayor, necesitan de un ciclo con esos procesos que conectan a una con la otra, algo muy difícil porque van cambiando los gobiernos de ambos lados, por la falta de estabilidad burocrática, por falta de memoria institucional para implementar”, detalla.

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