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Un video publicado recientemente en redes sociales muestra a un militante talibán manejando uno de los íconos armamentistas de Estados Unidos: un poderoso helicóptero Black Hawk, apostado en el aeropuerto de la ciudad afgana de Kandahar.
Aunque esta aeronave nunca alzó vuelo, lo cierto es que el video envió un mensaje al mundo: los talibanes no son más un grupo de combatientes harapientos que luchan armados apenas con rifles kalashnikov y jeeps adaptados como tanques de guerra.
Desde la caída de Kabul, el pasado 15 de agosto, los militantes talibanes han mostrado repetidamente -casi como su estuvieran presumiendo- las armas de fabricación estadounidense.
Algunos de ellos aparecen vestidos con trajes de combate en publicaciones de redes sociales y es casi imposible diferenciarlos de otros soldados de las fuerzas especiales que hay repartidas por el mundo.
No se ve la barba larga característica ni un atuendo tradicional, y ciertamente no se ven armas oxidadas.
Todas estas armas las tomaron de las tropas de la Fuerza de Seguridad y Defensa Nacional Afgana (ANDS, por sus siglas en inglés), que se rindieron cuando los talibanes avanzaron hacia Kabul.
Algunos incluso han comentado en internet que el Talibán es el único grupo extremista con una fuerza aérea propia.
¿Cuántos aviones tienen los talibanes?
La Fuerza Aérea Afgana estaba operando con 167 aeronaves, incluyendo aviones y helicópteros con capacidad de ataque, de acuerdo a datos de finales de junio de la oficina del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, no es claro cuántas de esas 167 fueron tomadas por los talibanes.
Las imágenes del aeropuerto de Kandahar, que fueron entregadas a la BBC por la empresa Planet Labs, muestran muchas de esas aeronaves del ejército afgano estacionadas en la pista.
Una imagen tomada seis días después de la llegada de los talibanes a Kandahar exhibe seis aeronaves: al menos dos helicópteros MI-17, dos Black Hawk y un tercer helicóptero que también podría ser un Black Hawk, de acuerdo a Angad Singh, un experto en aviación militar de la Fundación Observer Research.
En contraste, 16 aeronaves -entre las que se cuentan nueve Black Hawks, dos MI-17 y cinco aviones- pueden visualizarse en otra imagen satelital tomada el 16 de julio.
Eso significa que muchas de esas aeronaves fueron sacadas del país o trasladadas a otras bases aéreas.
El Talibán también capturó las otras nueve bases aéreas, incluyendo aquellas que estaban ubicadas en Herat, Khost, Kunduz y Mazar, pero tampoco queda claro de cuántas aeronaves lograron apoderarse, debido a que no hay imágenes satelitales disponibles de esos aeropuertos.
Los combatientes talibanes y los medios locales han publicado fotos de aeronaves y drones confiscados en estos aeropuertos.
Algunos portales independientes de internet han geolocalizado a algunos de estos aviones.
Pero se ha sugerido que varias de estas aeronaves fueron sacadas de Afganistán antes de que pudieran caer en manos de los insurgentes.
Un análisis de imágenes satelitales tomadas el 16 de agosto sobre el aeropuerto de Termez, en Uzbekistán, muestra más de dos docenas de helicópteros, entre ellos MI-17, MI-25, Black Hawks y también aviones como A-29 y C-208, diseñados para ataques ligeros.
Expertos en seguridad del think tank CSIS señalaron que esos aviones y helicópteros podrían ser de la Fuerza Aérea Afgana.
¿Qué otro equipo de combate han heredado los talibanes?
Mientras todavía hay dudas sobre el poder aéreo que ahora tienen los talibanes, los expertos coinciden en que tienen experiencia en el manejo de armas sofisticadas, rifles y vehículos.
Y de eso hay bastante en Afganistán.
Entre 2003 y 2016, EE.UU. suministró al país una enorme cantidad de material militar para las fuerzas afganas: 358.530 rifles de diferente tipo, más de 64.000 ametralladoras, 25.327 lanzagranadas y 22.174 camionetas de combate (conocidas como Humvees), de acuerdo al reporte del propio gobierno estadounidense.
Después de que las fuerzas de la OTAN finalizaran su trabajo en Afganistán en 2014, el ejército afgano tuvo la misión de garantizar la seguridad del país.
Pero, a medida que se evidenciaba la dificultad para luchar contra los talibanes, EE.UU. les entregó más equipos con los que reemplazaron los viejos que ya tenían.
En ese momento les entregaron 20.000 rifles M16. Y en los años siguientes, continuaron la provisión con al menos 3.598 rifles M4 y 3.012 camionetas Humvee para el ejército afgano, de acuerdo a Sigar.
El ejército afgano también tenía vehículos de su fuerza de ataques móviles, que utilizaba para operaciones planeadas con poca antelación. Estos 4x4 se pueden utilizar para transportar personas o equipos.
¿Qué podrían hacer los talibanes con su nuevo arsenal?
Depende de lo que tengan.
Tomarse las aeronaves puede ser fácil para los talibanes, pero operarlas y mantenerlas va a ser difícil.
Así lo explica Jonathan Schroden, director del grupo de consultoría CNA, que asesoraba a las fuerzas de EE.UU. en Afganistán. Este experto señala que estas aeronaves necesitan controles y reparaciones que eran llevadas a cabo por grupos de técnicos especializados en cada tipo de aparato.
Las piezas a menudo necesitan ser reparadas, y algunas veces reemplazadas, y una fuerza aérea depende en gran medida del equipo de técnicos que trabajan para mantener la aeronavegabilidad de la flota.
Para Jodi Vittori, profesora de políticas globales en la Universidad de Georgetown, es cierto que los talibanes no tienen la experiencia para garantizar que estas aeronaves continúen siendo operativas.
"Así que no hay un peligro inmediato", señala.
Sin embargo, los talibanes tratarán de aplicar coerción sobre algunos expilotos afganos para hacer que vuelen esos aviones. Así lo señala Jason Campbell, investigador de la Rand Corporation y exdirector de la Oficina de Afganistán de la Secretaría de Defensa de EE.UU.
"Ellos van a amenazarlos a ellos y a sus familias. Es posible que algunos de esos aparatos lleguen a volar, pero en el largo plazo esto no se ve como una amenaza clara", explica.
¿Mercado negro?
Y es probable que los talibanes puedan operar los MI-17 de fabricación rusa que han estado en el país por décadas. Por lo demás, es posible que busquen ayuda de otros países para el mantenimiento y la capacitación.
Ahora, el armamento terrestre será mucho más fácil de manejar para los insurgentes. Incluso los soldados de infantería talibanes parecen sentirse cómodos con el equipo que han incautado.
A lo largo de los años, con algunas instalaciones tomadas y algunos desertores del ejército que les han aportado experiencia, se han puesto en contacto con este tipo de armas.
Que los talibanes tengan acceso a armas tan modernas es un "fracaso colosal", dice Michael Kugelman, subdirector del Wilson Center en Washington.
Pero los efectos no se limitarán a Afganistán. Se teme que las armas pequeñas puedan comenzar a aparecer en el mercado negro y a alimentar a otras insurgencias en todo el mundo.
No es un riesgo inmediato, dice Vittori, pero podría generarse una cadena de suministro en los próximos meses. La responsabilidad de detener esto recae en países vecinos como Pakistán, China y Rusia.
Por su parte, señala Campbell, los talibanes parecen dispuestos a proyectar una imagen responsable, aunque les resultará difícil no apoyar a grupos ideológicamente similares alrededor del mundo.
La unidad entre los talibanes es otro factor crucial que influirá en la forma en que se utilicen estas armas.
Vittori señala que existe la posibilidad de que grupos dentro de la alianza talibán decidan irse, llevándose las armas.
Por lo tanto, dependerá mucho de cómo los líderes mantengan unido al grupo cuando se apacigüe la euforia inicial de haber tomado el control de Afganistán.
Reportería adicional de David Brown
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