Más Información
Sheinbaum publica en el DOF reforma en materia de prisión preventiva oficiosa; entra en vigor el 1 de enero de 2025
Sheinbaum cierra el 2024 con mensaje de Año Nuevo; recuerda legado de AMLO y reafirma continuidad de la 4T
Concierto de Polymarchs en Paseo de la Reforma; más de 3 mil personas esperan bailar al ritmo de high energy
“A mí no me importa estar como estoy”; con una pierna, Valentín saca sus mejores pasos previo al show de Polymarchs en Paseo de la Reforma
¡Regalo de Año Nuevo! Subsidio para consumidores de Magna y diésel; disponible solo la primera semana de enero 2025
Anuncian cierre de oficinas de EU en México por funeral del expresidente Jimmy Carter; citas serán reprogramadas
INE aprueba 4 diseños de boletas para elección del Poder Judicial; pendientes las de jueces y magistrados
Detienen a sujeto con 2 maletas en Sinaloa; transportaba 54 paquetes de fentanilo y dosis de cristal
Brunswick. Una mujer de 87 años rechazó hábilmente el ataque de un adolescente y luego le dio de comer porque él dijo que tenía “muchísima hambre”.
Marjorie Perkins, residente en Brunswick, Maine, dijo que despertó el 26 de julio a las 2 de la madrugada y vio al joven parado junto a su cama. Se había quitado la camisa y los pantalones y dijo que la cortaría.
“Entonces yo pensé, si él va a cortar, yo voy a patear”, dijo.
Ella se calzó y logró interponer una silla entre ambos. El intruso le pegó en la mejilla y la frente antes de cambiar de táctica y correr hacia la cocina. Dijo que tenía “muchísima hambre”, narró Perkins.
Entonces le dio una caja de galletas con miel y mantequilla de maní, dos bebidas proteicas y dos mandarinas.
Lee también: Amarjeet Sada, el asesino en serie más joven del mundo que mató a tres bebés cuando tenía 8 años
Perkins llamó al número 911 de emergencias y hablaba con la operadora cuando el intruso recogió sus pantalones y partió. Dejó su cuchillo, camisa, zapatos y una botella de agua que contenía una bebida alcohólica.
Perkins, que se ha convertido en una suerte de celebridad internacional desde el ataque, dice que se siente a salvo en la casa donde vive desde hace 42 años, pero que le preocupa el auge de la delincuencia. Considera que se ha agravado en los últimos años y que los delincuentes no temen la cárcel.
“Creo que nuestra ley ha cerrado la tienda”, dijo. “La gente ya no le tiene miedo a nada. Creen que pueden hacer lo que se les da la gana”.
La policía rastreó rápidamente al agresor y lo acusó de robo, amenaza criminal, asalto y consumo de alcohol siendo menor de edad, informó la prensa local. No dio a conocer su identidad por tratarse de un menor.
Lee también: Acusan a arquitecto de Nueva York por asesinatos de mujeres ocurridos hace más de 10 años