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Sheila y Ryan O’Leary alimentaban a sus cuatro hijos con una estricta dieta basada en frutas y verduras crudas . Uno de ellos, de 18 meses, falleció en septiembre, por lo que las autoridades de Estados Unidos los detuvieron tras acusarlos de haberlo matado de hambre.
En septiembre, los paramédicos recibieron la llamada de los O’Leary, quienes le indicaron que su pequeño hijo había dejado de respirar. Según el reporte de la Policía de Cabo Coral, en Florida, el bebé no pesaba ni ocho kilos, lo que equivale a un menor de siete meses.
De acuerdo con la autopsia, la muerte fue a causa de desnutrición y deshidratación, ya que el menor presentaba microesteatosis del hígado y edema de extremidades.
Al momento de su muerte, el niño llevaba una semana sin comer, sólo se alimentaba de la leche de su madre, quien pensaba que su inapetencia se debía a que probablemente le estaban saliendo los dientes, de acuerdo con la prensa local.
Cuando la policía le pregunto a la familia O’Leary acerca del historial médico de su hijo, ellos contestaron que nunca había recibido atención médica, ya que inclusive había nacido en casa.
Los hijos mayores de la pareja, de 3 y 5 años, presentan piel de tono amarillento y tienen un tercio del peso ideal para niños de su edad. Además, según informó la policía, los menores tampoco asistían a la escuela, pues era su madre quien les dictaba clases en casa.
Sheila O’Leary, es hija de una relación anterior de la madre, y la más saludable de todos, ya que visita cada dos meses a su padre y con él recibe otro tipo de alimentación.
Ambos padres permanecerán en la Cárcel del Condado Lee, en la espera de su sentencia.
lsm