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Tel Aviv.— La presión sobre el primer ministro en funciones, Benjamin Netanyahu, se elevó ayer con acusaciones de que “incita a la violencia polítics” y el reclamo del ultraderechista Naftali Bennett de que Israel “no es una monarquía” y de que es hora de “soltar” el poder.
“Nos opondremos al establecimiento de este peligroso gobierno del fraude y la rendición, y si es permitido, lo derrocaremos rápidamente”, declaró ayer Netanyahu en un encuentro con su partido derechista Likud, de cara a la votación parlamentaria que debe ratificar el acuerdo de coalición presentado el miércoles.
Al mismo tiempo, rechazó haber hecho cualquier “incitación a la violencia” entre sus partidarios, después de que la noche del sábado, el jefe del Shin Bet —inteligencia interior israelí— Nadav Argaman, abandonó su habitual reserva para advertir contra “un aumento de los discursos que incitan a la violencia, sobre todo a través de las redes sociales” internautas. Ese tipo de discursos, añadió, pueden ser “percibidos por algunas personas o grupos como una especie de licencia para cometer actos de violencia”, que pueden inclusive llegar a provocar “heridas mortales”.
Una parte de la prensa local de ayer vio en este comentario una advertencia al primer ministro saliente Netanyahu, quien actualmente presiona a los legisladores para convencerlos de abandonar su apoyo al proyecto de gobierno de coalición dirigido por su adversario, el centrista Yair Lapid.
Netanyahu respondió que “no se puede decir que, cuando la crítica viene desde la derecha, se trata de una incitación a la violencia y que, cuando proviene de la izquierda, es en uso justificado de la libertad de expresión”.
Aseguró condenar “toda incitación a la violencia”. Sin embargo, insistió en que la coalición formada por Lapid con dos partidos de izquierda, dos de centro, tres de derecha (incluido Yamina, una formación de derecha nacionalista radical) y el árabe islamista Raam, es un “gobierno de izquierda peligroso”.
Bennett, quien lidera Yamina y sería primer ministro durante dos años si el Parlamento avala la coalición, lanzó un mensaje directo a Netanyahu: “Suelta, permite que Israel avance”.
En un encuentro con líderes de la coalición, añadió: “La gente puede votar por un gobierno, incluso si usted no está a cargo. Un gobierno que es, por cierto, 10 grados más a la derecha que el actual. Nadie tiene el monopolio del poder”.
Aunque la agenda de la Knesset (Parlamento) no tiene prevista la toma de posesión esta semana, Bennett aseguró que el juramento se llevará a cabo en los próximos días y rechazó las amenazas de Netanyahu.
Bennett denunció lo que llamó “una maquinaria violenta” contra miembros de su partido y Nueva Esperanza, del exlíder del Likud, Gideon Saar: “Es una operación financiada y coordinada destinada a romperlos, para que deserten y voten en contra del nuevo gobierno. En esta operación, lamentablemente, todo vale”.