Bogotá.— Militares de Colombia abatieron en combate a seis guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) cerca de la frontera con Venezuela, a pocas semanas de un cese al fuego bilateral que arrancará el 3 de agosto, informó ayer el ministro de Defensa.

Hay “seis integrantes de esa organización muertos, cuatro hombres, dos mujeres (...) todavía continúan las operaciones” en el departamento de Arauca (este), señaló Iván Velásquez a los medios.

Se trata de uno de los mayores golpes del gobierno al ELN, que desde noviembre sostiene diálogos de paz con el presidente Gustavo Petro. Las partes firmaron un cese al fuego el 9 de junio en La Habana.

Según lo acordado en presencia del mandatario colombiano y de su par cubano, Miguel Díaz-Canel, las Fuerzas Militares y los rebeldes cesarán las hostilidades desde el 3 de agosto durante seis meses.

De cumplirse, será la tregua más larga desde la fundación en 1964 de esa guerrilla de inspiración guevarista.

Naciones Unidas y otras entidades internacionales habían aplaudido el inédito acuerdo.

El ELN ha sido históricamente reacio a deponer los fusiles y desconfía de los gobiernos, incluso del de Petro, el primer izquierdista en el poder en territorio colombiano.

Este martes su comandante, Antonio García, aseguró en Twitter que grupos especializados del ejército se estaban desplegando en regiones donde la guerrilla ha estado asentada por décadas, como el departamento de Arauca.

“Se conoce que no cumplirán las órdenes de parar las acciones militares y de inteligencia (...) Ya están ubicados en territorios específicos y listos para actuar militarmente contra el ELN, están definidos los objetivos a atacar”, escribió García sin referirse a las seis bajas.

La mesa de negociaciones ha atravesado varios momentos de tensión. En enero el ELN confrontó públicamente a Petro al negarse a ser parte de otra tregua, en la que el mandatario incluyó a los cinco principales grupos armados ilegales del país.

Los enfrentamientos siguieron, especialmente en la región cercana a la línea limítrofe con Venezuela, donde los grupos subversivos operan traficando cocaína y explotando minas ilegales.

En abril los insurgentes lanzaron un ataque con armas largas y explosivos que dejó 10 soldados muertos.

Desde entonces el principal pedido del gobierno era acordar el cese al fuego.

Petro intenta desactivar medio siglo de conflicto armado por medio del diálogo con todos los grupos irregulares. Sus críticos señalan que los grupos armados aprovechan esta situación para fortalecerse.

El gobierno también mantenía una tregua con el Estado Mayor Central, la principal disidencia de la otrora guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Pero los guerrilleros que se negaron a firmar el acuerdo de paz de 2016 asesinaron a cuatro niños indígenas en mayo y Petro reactivó las operaciones ofensivas en algunos departamentos del sur del país, donde viven sus cabecillas.

La suspensión de las hostilidades también fracasó con el Clan del Golfo, el cártel del narcotráfico que según las autoridades se alió con mineros ilegales de oro para atacar a la población y la fuerza pública en el departamento de Antioquia (noroeste).

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