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"Si tienes llaves, hazlas sonar", es la consigna de Elena Cecchettin, hermana de Giulia, quien fue aparentemente asesinada por su exnovio en Italia.
Anteriormente, los italianos habían salido a las calles en marchas silenciosas y con antorchas para protestar por los asesinatos de mujeres, reportó ABC News, pero ahora Elena propuso lo contrario: "hacer ruido" para honar a su hermana.
En una carta al diario Corriere della Sera, Elena Cecchettin desestimó las descripciones del presunto asesino de su hermana como un "monstruo". Los asesinos “no están enfermos, son hijos sanos del patriarcado”, escribió.
"El feminicidio no es un crimen pasional, es un crimen de poder", escribió la joven, al usar un término que se refiere al asesinato de mujeres precisamente por ser mujeres o por el poder que los hombres tienen sobre ellas.
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El miércoles, después de la aprobación final de un proyecto de ley para proteger a las mujeres con medidas como un mayor uso de dispositivos electrónicos de vigilancia para hombres que las acechan o amenazan, los legisladores del opositor Movimiento 5 Estrellas golpearon rítmicamente sus escritorios “en un minuto de ruido”.
La actriz y directora Paola Cortellesi apeló a las dos mujeres más poderosas de la política italiana actual: la primera ministra de extrema derecha, Giorgia Meloni, y Elly Schlein, que encabeza el Partido Demócrata, la fuerza de izquierda más grande del Parlamento. Les pidió que "hicieran algo (sobre la violencia contra las mujeres) que no tenga nada que ver con mantener contento a su electorado", dijo.
Apenas unos días antes del asesinato de Giulia Cecchettin, de 22 años, los italianos ya aplaudían una película de gran éxito sobre una mujer que soporta palizas y menosprecio por parte de su autoritario marido. La película está ambientada en 1946, 24 años antes de que el divorcio se legalizara en Italia y en vísperas de la primera vez que a las mujeres italianas se les permitió votar. La exploración que hace la película del papel asfixiante del patriarcado en la sociedad italiana resuena dolorosamente hoy, reportó ABC News.
Giulia Cecchettin desapareció después de encontrarse con su exnovio, Filippo Turetta, para comer una hamburguesa en un centro comercial, pocos días antes de recibir su título en ingeniería biomédica en la Universidad de Padua.
Su ex novio, un año menor, dijeron amigos y familiares, le molestaba que ella hubiera terminado sus estudios antes que él y temía seguir adelante para perseguir sus sueños personales y profesionales. Todo estaba listo para celebrar el título de Cecchettin: se ataron lazos rojos a la valla metálica frente a la casa de su familia en Vigonovo, una ciudad de 10 mil habitantes cerca de Venecia, y se reservó un restaurante para familiares y amigos.
Mientras estaba en la hamburguesería, le envió un mensaje de texto a su hermana mayor, Elena, para pedirle consejo sobre qué zapatos comprar para la ceremonia. Fue lo último que su familia supo de ella.
"El caso de Giulia sacudió a toda Italia", dijo la actriz y directora Cortellesi en una entrevista a principios de esta semana en Roma. “Porque con su desaparición, toda Italia sabía que en poco tiempo se habría descubierto a una joven asesinada a manos de un hombre”.
Durante los siete días previos al hallazgo del cuerpo de Cecchettin, el 18 de noviembre, cubierto por bolsas de plástico negras en una zanja cerca de un lago en las estribaciones de los Alpes, los noticieros de la nación dieron actualizaciones macabras.
A pocos kilómetros de su casa, la cámara de vídeo de un complejo industrial en una calle desierta capturó la imagen de un hombre, supuestamente Turetta, persiguiendo a Cecchettin, que había salido disparada del coche antes de ser atropellada repetidamente, derribada y metida a empujones en el coche, dejando pelos y manchas de sangre en la acera.
Durante días, las cámaras de vigilancia en las carreteras registraron destellos del coche de Turetta, primero en el norte de Italia, luego en Austria y finalmente en Alemania. El domingo 19 de noviembre, la policía alemana revisó un automóvil estacionado en el arcén de una autopista y sin gasolina. Dentro estaba Turetta.
El miércoles, un tribunal alemán ordenó su extradición a Italia para ser investigado por sospecha de asesinato. El informe de un médico forense señaló 26 heridas, aparentemente infligidas con un cuchillo, en el cuello, los brazos y las piernas de la mujer, dijeron los medios italianos.
Entre las notas escritas a mano entre las flores, velas y ramos dejados afuera de la casa de la familia Cecchettin había una que decía: “Perdónanos por no haber hecho lo suficiente para cambiar esta cultura”, reportó ABC News.