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“Es un batallar, no es fácil la situación. A veces cansa porque es pesado asimilar que no se tiene una pierna y luego asimilar que tienes que batallar para moverte en el Metro, que no hay empatía y que la situación económica tampoco está para siempre andar tomando taxi. Cuando se puede, se hace. En otras ocasiones, mejor en Metrobús”, expresó Rodrigo Pérez, persona con discapacidad.
Diversos testimonios de usuarios del Metro con algún tipo de discapacidad coincidieron en que padecen para trasladarse en las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC): largas esperas para acceder a elevadores o lidiar con las descomposturas, rampas poco cómodas para subir por ellas o la falla de escaleras eléctricas. Lo anterior ha ocasionado que este sector de la población se apoye de otros transportes, como el Metrobús o taxi.
Durante un recorrido que realizó EL UNIVERSAL por la Línea A constató los obstáculos y falta de accesibilidad que enfrentan las personas con alguna discapacidad, lo que implica batallar en silla de ruedas o con bastones.
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Los usuarios narraron la travesía que representa en ocasiones acceder a los elevadores, pues requieren del apoyo de elementos de seguridad para permitirles ingresar a ellos, además de que en algunas estaciones no existen estos equipos ni rampas, y cuando las hay, son poco eficientes, pues sus inclinaciones suelen ser difíciles de subir.
“No hay policías, hay que estar detrás de ellos para que nos dejen pasar. Es tedioso porque eso limita y dependemos de una tercera persona. También las rampas son pesadas, no tienen la inclinación correcta, no es sólo hacer por hacer”, señaló Felipe Cruz, usuario en silla de ruedas.
Martha García, fundadora del Movimiento de Personas con Discapacidad, indicó que la Línea 12 es, hasta el momento, la más accesible. Dijo que confía que la nueva administración del Gobierno de la Ciudad de México considere sus peticiones y trabajen de manera coordinada en mejorar las condiciones del STC con apoyo de la comunidad de personas con discapacidad, quienes conocen lo que se requiere.
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También destacó que se han movilizado a otros medios de transporte. “Se han hecho cosas en otros medios, por ejemplo, en el Metrobús, adecuaciones y, hasta ahorita, pues creo que es el que más se utiliza por nosotros, las personas que usamos silla de ruedas. No tanto en el Metro, porque, pues, es complicado. Si tienes la opción de moverte en el Metrobús, entonces lo haces y si no, pues ya nos tocó el tema de pagar un taxi”.
La infraestructura
A más de cinco décadas de que el Metro comenzó a operar en la Ciudad de México, sólo una de sus 12 líneas se considera 100% accesible para personas con discapacidad, mientras que la Línea 1, en etapa de modernización, se encamina a ello.
En respuesta a una solicitud de información vía transparencia que realizó EL UNIVERSAL, el STC indicó que a la fecha cuenta con 186 elevadores en funcionamiento, 19 se encuentran en la Línea 12; 13 en la renovada Línea 1; nueve en la Línea 2 y ocho en la Línea 3.
Sin embargo, hay estaciones que sólo cuentan con cuatro elevadores, tal es el caso de la Línea 9 del Metro; tres en la Línea 5; uno en la Línea 7 —una de las más profundas de la red—. Además, indicó que tres elevadores no operan porque están descompuestos.
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En el caso de las rampas, el Metro explicó que se cuenta con un total de 112 distribuidas en las 12 líneas. Las que cuentan con un mayor número es la Línea 12, con 20; seguida de la 1, con 15, y la 2, con 21. La situación es diferente en trayectos que sólo cuentan con cuatro rampas, es el caso de la Línea A.
El Metro expuso que cuenta con 44 salvaescaleras. Además de asientos reservados dentro de convoyes, aceras móviles, guías táctiles y placas braille para la población con alguna discapacidad.
Resaltó que sólo la Línea 12 del Metro es considerada como 100% accesible, mientras que la Línea 1, que está en un proceso de modernización, avanza en su consolidación. Como parte de esta rehabilitación, subrayó, se incorporaron 10 elevadores. “La nueva Línea 1 cuenta con los elementos necesarios para ser accesible”, precisó el STC.
Los amparos
La inconformidad por la falta de accesibilidad llegó a los tribunales, pues ya existen amparos ante la autoridad judicial para que el Metro garantice accesibilidad universal en sus instalaciones.
Gilberto Álvarez es una persona con discapacidad y este año interpuso un amparo contra el STC por la falta de accesibilidad para personas en esta condición. Fue asesorado por Diego Eduardo Berry, Miguel G. Bojorges, Mauricio Domínguez y Sebastián Ruiz, abogados egresados de la UNAM.
El Juzgado Decimoséptimo de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México determinó que el Metro carece de los elementos necesarios para garantizar el derecho a la accesibilidad y movilidad de personas con discapacidad.
En entrevista con este diario, Gilberto expuso que entiende que el Metro tiene años de construcción; sin embargo, debe modernizarse. “Entendemos nosotros como personas con discapacidad el problema y lo que implica, pero en determinado momento lo tendrían que hacer. Siempre se romantizan algunos temas relacionados con la discapacidad y entonces, ves una escena de que están llevando los policías a un usuario de silla de ruedas y todo mundo dice ¡ay, qué lindo! Eso es malo, porque es peligroso para mí como usuario de silla de ruedas y es peligroso para quien carga”.
Indicó que una propuesta es que el STC diseñe una aplicación o informe sobre dónde están ubicados los elevadores y si funcionan en tiempo real, “así nosotros conoceríamos el estado que guarda y sabríamos cómo movernos”.
El abogado Diego Berry explicó que la resolución del juzgado dio la razón a Gilberto y determinó tres cuestiones en particular: implementar un programa de accesibilidad universal, que tiene por objeto que se garantice el derecho humano a la movilidad tanto de su cliente, como de las personas con alguna discapacidad motriz. “La idea es que se hagan ajustes razonables en el Metro, que se tomen con base en el diálogo con Gilberto y las personas que pudieran padecer algún tipo de discapacidad”.
Otro de los puntos es que se acredite el mantenimiento, la vigilancia y la operación de estas medidas para que no solamente sea un buen deseo, sino que es algo a lo que se le dé mantenimiento. Y “crear campañas de concientización del personal del Metro para que ellos también estén conscientes de lo que son las personas con discapacidad, de lo que sufren y de cuál es el alcance de sus derechos”.
El abogado precisó que a la fecha se mantiene un recurso de revisión contra la sentencia con el fin de que se precisen de mejor manera y con mayor alcance los efectos del amparo. “Lo que hicimos nosotros fue, obviamente, darnos cuenta de que las personas con discapacidad sufrían mucho cuando estaban ingresando al Metro, básicamente tienes que subir y bajar todos los escalones y hay condiciones deplorables”, concluyó.