La representación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús en Iztapalapa cumplirá 180 años de escenificarse de manera ininterrumpida por pobladores de los ocho barrios de la alcaldía. La tradición que comenzó con grupos de 20 a 30 personas, hoy alcanza los 2 millones de visitantes.
Este año, la representación coincide con los 300 años de la llegada del Señor de la Cuevita, imagen que según los creyentes, cumplió el milagro de terminar con la epidemia del cólera en 1833.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la cronista e historiadora de Iztapalapa, Silvia Zugarazo Sánchez, destacó que esta escenificación que inicia hoy con el Domingo de Ramos y concluirá el 8 de abril con el pasaje de la resurrección, tendrá características “que la hacen única”.
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“Esta enfermedad [el cólera] estaba a punto de desaparecer a la comunidad de Iztapalapa. La población le tiene mucho respeto, mucha fe. Año con año se refrenda el compromiso de agradecerle por ello, aunque también se conjuga este año, con el control de la epidemia del Covid que cobró cientos de vidas”, relató.
Señala que el elenco que encarnará a los personajes bíblicos destaca porque en su mayoría son jóvenes de entre 19 y 24 años de edad.
“(...) Esta es una de las características de este patrimonio, que se va pasando esta herencia, estos conocimientos de generación a generación y este año verán la participación no sólo de jóvenes, sino de niños y niñas. Vemos una generación muy notoria, y son ellos quienes llegarán a estar al frente del grupo organizador de Semana Santa”, destacó.
Inicio y evolución
La historiadora refirió que, de acuerdo con la leyenda, pobladores de Oaxaca arribaron a Iztapalapa con una imagen de un Cristo que iban a reparar en la Ciudad de México; sin embargo, por la noche y ante una tormenta deciden resguardarse en una cueva en el Cerro de la Estrella.
Al día siguiente, cuando deciden continuar su camino, se dan cuenta de que no la pueden mover, y así determinan que la efigie “se quiere quedar en este lugar”, y ahí los peregrinos deciden dejar la imagen del Señor de la Cuevita.
Posteriormente, es hasta 1920 cuando la representación evoluciona y ya se observa un gran número de asistentes. Para 1970 comienza a construirse los escenarios; los actores salen a la Macroplaza y se muestra una participación activa de los habitantes de los ocho barrios.
Este año se logró que esta escenificación haya sido inscrita en el Patrimonio Cultural Inmaterial de México. Este reconocimiento permitirá elevar ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una postulación formal para que la representación sea declarada Patrimonio Intangible Cultural de la Humanidad por la UNESCO.