“Estoy más tranquila porque ya tengo la vacuna, creo que si se pudiera, todos tendrían que aplicársela. Me tengo que reincorporar hoy mismo [al trabajo] por la demanda de pacientes, entonces hay que seguir trabajando”, comentó a EL UNIVERSAL Saida, personal médico encargado de la toma de muestras Covid-19 en el Hospital Médica Sur, luego de recibir la dosis contra el virus.
Ella, junto con dos compañeros, acudieron ayer a las instalaciones del 81 Batallón de Infantería Colegio Militar de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) para aplicarse la primera dosis. Forman parte del grupo de médicos y enfermeros privados inoculados por la Secretaría de Salud federal.
Saida aseguró que su familia tendrá mayor seguridad para convivir con ella, puesto que su exposición con personas contagiadas de Covid-19 ha aumentado luego de las fiestas decembrinas, y tiene una hija de tres meses a quien no quiere infectar.
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Las filas en el lugar no eran largas. Era ágil la atención para el personal de salud privado.
Adriana Itzel Flores, enfermara de Médica Sur, dijo que ya esperaba que le confirmaran el día para vacunarse.
“Me puse un poco nerviosa porque no me gustan las vacunas, pero lejos de eso, el trato fue amable, estoy más tranquila”.
La joven de 23 años ya tiene 55% de seguridad con la primera dosis y en 21 días, cuando le apliquen la segunda, estará protegida en 95%.
Luego de ser vacunada, Adriana González, quien toma pruebas PCR en el hospital privado, contó que desde el inicio de la emergencia sanitaria ha estado aislada en casa, pues su exposición con casos positivos no ha parado, y desde las fiestas decembrinas ha visto a más personas que acuden con síntomas a realizarse el estudio.
En el 81 Batallón, el personal de la Sedena tenía todo bajo control y de manera ordenada conducían a los especialistas de la salud a los módulos para tomar sus datos personales y luego con las aplicadores de la inyección.
Posteriormente, los conducían a un área de recuperación, en donde debían permanecer 15 minutos a la espera de alguna reacción. En esta zona, enfermeros y especialistas de la Sedena estaban al tanto.
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Sin embargo, muchas de las enfermeras y enfermeros que salían del área de vacunación no dudaron en reír un poco para relajarse, pues argumentaban nerviosismo, otros colgaban su brazo o apretaban la zona en donde fue aplicada la vacuna.
Muy pocos médicos sentían algún malestar previo, sí hubo mareos, pero de inmediato eran atendidos por personal de la Sedena. Tan sólo minutos después la tensión se aligeraba.
A unos cuantos metros de donde se aplicaba la vacunación para el sector privado, el personal médico de la Sedena continuaba con la lucha al atender casos graves por Covid-19.
La directora de enfermeras de Médica Sur, Francisca Vázquez, dijo sentirse afortunada.
“Nos da mucha seguridad para continuar laborando con nuestros pacientes. Nos sentimos seguras de no contagiar a los demás y principalmente a nuestras familias, nos sentimos privilegiadas”, enfatizó.