Cuautitlán Izcalli, Méx.— El basurero Bicentenario Tersa del Golfo recibe diariamente alrededor de 10 mil toneladas de desechos del Gobierno de la Ciudad de México y de municipios mexiquenses como Nicolás Romero y Atizapán de Zaragoza; ayer se sumó el envío de basura del gobierno de Naucalpan ante la suspensión del confinamiento BioMerik, por unas horas.
El defensor de derechos humanos, Jorge Arzave, manifestó que es importante no dejar de lado que dicho lugar debe ser sometido a estudios para determinar el nivel de contaminación y, en su caso, su posible cierre.
En entrevista con EL UNIVERSAL explicó que existe un juicio de amparo por violación al derecho humano a la salud y a un medio ambiente sano y fue el Juzgado Primero de Distrito en el Estado de México con residencia en Naucalpan, la instancia que notificó al ayuntamiento de Cuautitlán Izcalli el 22 de marzo de este año de las acciones que deben emprender.
El gobierno municipal debe realizar, con apoyo de autoridades ambientales de nivel estatal o federal, estudios sobre la composición de los contaminantes que expiden los basureros Bicentenario Tersa del Golfo y Huilango e implementar acciones para atender los efectos nocivos en la salud de la población, considerando, en su caso, el cierre definitivo.
La situación lleva más de 10 años en litigio y cada gobierno que llega ha encontrado las formas de aplazar la situación en ambos tiraderos, dijo. Uno de ellos, el de Huilango, ya clausurado desde 2010, pero sin los trabajos concluidos para la declaratoria del cierre definitivo. Mientras que el Bicentenario de Tersa del Golfo, desde 2010 está recibiendo alrededor de 10 mil toneladas diarias de desechos sin que se realicen los estudios sobre los contaminantes que emanan del tiradero a cielo abierto, puntualizando que los lixiviados que expide se filtran y llegan a los arroyos de San Pablo y San Agustín, contaminando el agua y llegando a la presa de El Rosario.
Además de que los pobladores de Los Ailes, Las Tinajas, Tepojaco, Lomas de Cuautitlán, Bosques del Lago, Lago de Guadalupe, entre otras comunidades, presentan afecciones respiratorias e infecciones en oídos, garganta y nariz.
“Vino Conagua e hicimos un recorrido sobre los cuerpos de agua que hay alrededor del tiradero y encontramos filtración, aguas contaminadas con lixiviado y se le dio vista a Profepa, y ellos dicen que no encuentran dónde está el tiradero, aunque yo ya los he traído físicamente. No es un relleno sanitario, es un tiradero a cielo abierto que no cumple con las normas”, declaró el defensor.