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Toluca, México.—
Este domingo concluyó el viaje que emprendieron el 1 de septiembre 14 personas con diversas condiciones de discapacidad, quienes gracias a Italika, junto con la Fundación México Incluye, pudieron recorrer gran parte del país a bordo de las Chopper TC 200 en una rodada de inclusión que tocó los corazones de todos los involucrados.
Una experiencia en la que participaron 23 personas en total, contando los binomios (conductores de las motocicletas), además de médicos y enfermeras, quienes en una recepción pudieron compartir sus experiencias con Manuel Gómez Palacio, director general de Italika, además de Raúl Ernesto Armenta Pichardo, director de la planta ensambladora de Italika, y Vanessa Rivas, gerente de Relaciones Públicas.
“Ustedes son un claro ejemplo de orgullo, de perseverancia, de valor. Sin duda de esfuerzo físico y de actitud, todo de lo que se alimenta una familia. Bienvenidos a su casa, bienvenidos a Italika, ustedes hacen que las cosas sucedan con más sentido”, subrayó.
Armenta Pichardo, líder de la planta ensambladora, expresó que con esta rodada, no sólo brindaron a los participantes un medio de transporte, sino una alternativa que les proporciona libertad, un medio de subsistencia, cómodo y confiable. Cada motocicleta tuvo acondicionamientos distintos, según las necesidades del usuario, pero gracias a la capacidad de los ingenieros quedó demostrado que en la firma existe la calidad y capacidad para realizar diseños adaptados a las necesidades de la gente.
“Esto comenzó hace un año en una primera reunión con Roberto Martín del Campo y Vanessa RIvas, además de su grupo de ingenieros, en el que planteamos que queríamos hacer un reto que demostrara que no es la condición de una persona la que determina lo que esta podía o no hacer, sino su esfuerzo, su voluntad. Demostrarle a la sociedad que si trabajamos juntos, personas con o sin discapacidad, podemos lograr cosas tan hermosas como esta”, apuntó.
Por más de 3 mil kilómetros personas invidentes, amputadas, en silla de ruedas o con parálisis cerebral convivieron con ciudadanos de diversas latitudes que tuvieron la oportunidad de conocer la fortaleza y la pasión con que se enfrentan a la vida estos hombres y mujeres que por diversos motivos presentan condiciones de vida diferentes.
Todos los participantes dieron las gracias a Italika por darles libertad, pues el aire en la cara y la sensación de tener alas les permitió demostrarse a sí mismos que el cielo es el límite, porque nada es imposible. “No puedo es una palabra que ya no está en mi vocabulario, me he caído más veces de la silla que de la moto (...) El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional, siento que esto ha sido increíble, el vivir, el experimentar. Gracias Italika por dejarme sentir águila libre, llena de emoción”, afirmó Rosa María.
Stephanie Núñez agradeció la experiencia inigualable, porque fue acompañada por el “hombre de mi vida: mi papá”.
Este domingo concluyeron su recorrido en la Villa Olímpica, al sur de la Ciudad de México, donde reafirmaron que la motocicleta es un medio incluyente y para todos.