Iván Tagle a los 16 años fue sometido a terapias de conversión sexual en el norte de la Ciudad de México donde lo privaron de su libertad; durante varios días no pudo comer, dormir y tomar agua. También lo sometieron a malos tratos e insultos, que calificó como tortura.
Tagle es presidente de la organización YAAJ, una asociación civil dedicada a proteger los derechos de las personas LGBTTTI+. Como víctima de estas prácticas, refirió que las terapias generan que se termine aceptando lo que ellos dicen para salvar la vida o, en otras ocasiones, a arropar ideas suicidas.
“Yo promovía este tipo de prácticas, pero lo hacía de manera cohesionada, por presión social, por querer cumplir con las expectativas de una sociedad y el problema es que después viene la recaída; te das cuenta de que la gente lucró con el dinero de tu familia, que te lastimó y que no puedes acceder a una reparación del daño”, comentó.
Él y su organización impulsaron, al lado del diputado Temístocles Villanueva, el dictamen para penalizar las terapias y ayer, tras su aprobación en el Congreso, se congratuló, pero refirió que este es el inicio de un camino aun largo por recorrer.
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Consideró que la aprobación demuestra que la administración del Gobierno capitalino es congruente con el compromiso que expresan, pero que falta que este tipo de dictámenes sean llevados al ámbito federal.
Explicó que desde la construcción de la iniciativa y la aprobación en comisiones, recibieron amenazas, principalmente los lunes, en su contra como “pronto irás al infierno”.
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Externó que tras esta aprobación la capital tendrá que generar mecanismos para capacitar a servidores públicos de la fiscalía local para que puedan atender las demandas de las personas víctimas de este delito.
De acuerdo con la organización YAAJ México, las terapias de reconversión sexual operan bajo el título de coaching o para curar alguna adicción; además, durante la pandemia también registraron casos en donde se obligó a tres jóvenes a tomar estas terapias vía digital.