Hace un año en la Ciudad de México estaba por empezar la segunda ola por Covid-19, ahora, el director General de Gobierno Digital de la Agencia de Innovación Digital Pública (ADIP), Eduardo Clark García Dobarganes, comenta que si bien no se puede descartar una cuarta, la capital del país está en un mejor lugar para afrontarla por el alto nivel de vacunación registrado y que la pandemia está en sus mínimos históricos de hospitalizaciones y positividad.
Incluso, prevé que si se llega a presentar la cuarta ola, sería menor el impacto a comparación de lo que se vivió hace más de 365 días. “[Estamos] mejor preparados y una cuarta ola puede ser mucho menos dañina y dolorosa que las pasadas”, señala.
Sin embargo, el funcionario reconoce que la entrada de la temporada invernal será la prueba de fuego, no sólo para la Ciudad de México, sino para todo el mundo, pero insiste en que las condiciones son distintas.
“Cuando tienes muy poquitos [casos], no es que va a ser inocuo y no va a pasar nada, pero tienes mucho más tiempo para atajar y cortar la transmisión antes de que esa bola de nieve agarre una velocidad que no puedas contener. Por eso estamos mejor, porque nunca hemos tenido niveles tan bajos en todos los indicadores y eso nos da cierto colchón de seguridad, [a comparación] de si viéramos un incremento, tiene que estar mucho más tiempo para que ese aumento se haga verdaderamente grave como en otras olas y tienes más tiempo para contenerlo”, detalla.
El otro punto, resalta, es la vacunación, que califica como póliza de seguro: “No significa que no vaya a existir una transmisión de virus, significa que dado un evento [donde] personas interactúan juntas y todas [están] vacunadas, la probabilidad de que haya un contagio es 20 veces menor, que si no estuvieran vacunadas y alguna de estuviera contagiada”.
Agrega que países donde tienen niveles de vacunación similares a la Ciudad de México, o por debajo, aún con actividades masivas, e incluso que ya no usan cubrebocas, no se ha visto repunte de casos importante; sin embargo, acota que “no significa que no lo vayamos a ver”.
Asegura que el punto más alto de la pandemia Covid-19 en la capital fue por las reuniones familiares de diciembre de 2020, porque fue cuando se bajó la guardia, y según las cifras, a partir de enero de 2021, empezó a bajar la positividad en los casos.
Desde sus oficinas, en la Plaza de las Vizcaínas, en el Centro Histórico, García Dobarganes hace un balance de la actuación de la ADIP en la pandemia, donde pasaron de encargarse de la digitalización de los trámites a los tamizajes por SMS, la creación de los QR que pasaron a convertirse en el barómetro de la situación por Covid-19, pues crearon un modelo epidemiológico, y ahora coordinar 27 de las 36 fases de vacunación en la capital.
Tras aseverar que si bien las caras más visibles de la inoculación fueron él o la secretaria de Salud, Oliva López, el funcionario afirma que la mitad de las células eran del IMSS y que la Guardia Nacional transportó el biológico, y que en todo caso, tenían el trabajo más cómodo porque el esfuerzo fue de 15 mil personas —punto máximo cuando vacunaron a un millón de personas por semana— que madrugaron durante 36 semanas.
Y justo la tasa de detección de casos positivos es uno de los puntos de discrepancia que, reconoce, ha tenido con las autoridades federales para la determinación del color del semáforo epidemiológico.
“Somos la entidad que más le ha invertido a buscar casos, y ¿por qué?, porque aunque incremente la estadística y aunque tengamos una mayor tasa de incidencia de casos, esos ya existían, y no se hubieran conocido si no los buscabas y si las personas no se sabían positivas con una prueba confirmatoria, posiblemente no hubieran tomado el mismo nivel de medidas de precaución”, expone.
Pero esto al mismo tiempo hace que la Ciudad de México sea la entidad que sale con más casos “y eso nos perjudica en los indicadores, pero sería el único en el que todavía tenemos algunas diferencias”.
Al preguntarle por la mortalidad por Covid-19, García Dobarganes dice que no escondieron las cifras y afirma que hay varios indicadores para reportarla, por lo que debe entenderse cada uno de los mecanismos.
Sobre el modelo epidemiológico comenta que fue innovador, no sólo por lo que midió, sino porque se tomaron decisiones para suspender actividades y así modificar los indicadores de la pandemia.
Pero más allá de eso, dice que espera que este instrumento se quede incluso después de que pase la contingencia sanitaria y sea manejado por los epidemiólogos, pero, ahora, por la temporada invernal, él y su equipo seguirán a cargo.
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