“Muy bonit@ conej@. Lo otro tengo duda de que sean originales”

, fue el comentario que Allanys encontró en una de sus fotografías en Facebook; el remitente era un académico del IPN que hacía referencia a la naturalidad de sus senos. El hombre ni siquiera le daba clases, pero un día le envió una solicitud de amistad, ella lo aceptó solo porque sabía que ambos estaban en los preparativos del Congreso Nacional Politécnico.

“El señor ya es grande y se le conoce por intentar hacer algo por el Politécnico y sale con un comentario absurdo y además fuera de lugar”, narra la joven. Todo esto desató una serie de burlas y memes en redes sociales. La alumna decidió eliminar la publicación, pero no sin antes denunciar el acoso del que estaba siendo víctima. Esta no era la primera vez que Allanys sufría este tipo de agresiones por parte de profesores; cuando cursaba la vocacional dos maestros la invitaron a salir y tras rechazarlos la reprobaron. Y a pesar de que su agresor era un personaje importante del IPN , en esta ocasión no estaba dispuesta a guardar silencio.

Su caso ocurrió en 2017, año en el que la Universidad ya contaba con un protocolo, pero la comunidad universitaria tenía poco conocimiento de qué hacer en estos casos, por lo que la joven estudiante acudió a la CNDH . Pero el trámite se vio opacado por el cambio de administración del Politécnico . “Mi denuncia se quedó en el olvido y estoy segura que muchas otras también”, asegura.

Las personas que sufren de violencia sexual y que no denuncian en las universidades es por temor y porque son revictimizadas , porque “sacar a lo público lo personal es un principio feminista, pero también es un riesgo”, explicó Rosa María González Jiménez, doctora en Investigación Psicológica por la Universidad Iberoamericana e investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional.

Allanys esperaba que su denuncia tuviera algún efecto, pero pasaron las semanas y nada ocurrió. Al final, la CNDH le explicó que su caso fue cerrado porque el académico presentó su defensa y al IPN le pareció correcta. “El Politécnico en lugar de buscar que exista seguridad para sus alumnas, lo que hace es solapar a los profesores”, señala la estudiante.

La institución educativa desechó la acusación porque el académico aceptó su acción pero todo ocurrió fuera de las instalaciones universitarias y en horario no laboral, por lo que el IPN se lavó las manos y cerró el caso. Esto solo provocó que Allanys se sintiera expuesta a que cualquier callaría su queja. “La gente sabe que si denuncia no va a pasar nada, que van a intentar ayudar al profesor o a la profesora porque no van a dejar en mal al instituto”, asegura.

La alumna asegura que en la Universidad existen mucho más casos de los que se conocen. “Yo sé de compañeras que les han tocado las piernas o hasta llegan a decirles que las invitan a un hotel”, cuenta. Pero la poca respuesta por parte de la institución ha hecho que esto quede en el anonimato.

De 2012 a noviembre de 2018 se tiene registro de 45 quejas por conductas de violencia sexual en el nivel de educación superior del IPN . En 7 de cada 10 casos los presuntos responsables fueron profesores que cometieron la mayoría de las agresiones contra las estudiantes. Solo se tiene el registro de dos quejas interpuestas por varones. Este Diario buscó la postura del IPN , pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

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