Ser madre “es un parteaguas” en la vida de una mujer, un hecho que cambia la vida; aun cuando a veces la crianza de los hijos es una tarea ardua y de sacrificios, resulta ser un proceso muy satisfactorio y lleno de amor, coinciden madres capitalinas. Cinco mujeres de la tercera edad de Iztapalapa, quienes ahora dedican tiempo a sí mismas y disfrutan de ver a su hijos adultos, relatan a EL UNIVERSAL cómo ha sido ser madres para ellas.
“Que no se dejen, porque luego hay hijos que les gritan, que les quitan su dinero”, pide Rosa María Crisostomo, madre de familia de Iztapalapa, a las capitalinas que enfrentan alguna situación de violencia en sus hogares.
Al igual que otras mujeres de la tercera edad, la mujer de 71 años, visitó esta semana la Utopía Meyehualco, en la colonia Santa Cruz Meyehualco, para celebrar con motivo del Día de las Madres.
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Rosa María quien tuvo cinco hijos cuenta, todavía con un nudo en la garganta, que hace 30 años enviudó por lo que tuvo que hacer “de hombre y de mujer” para criarlos. “Fue muy duro, muy difícil, pero por supuesto que salimos adelante, no tengo profesión, yo era comerciante, pero ahí vamos, trabajando”.
Cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL que cada 10 de mayo, sus hijos la celebran: la llevan a comer, le dan dinero o le compran lo que le haga falta, pero advierte que no todas las madres viven la misma circunstancia, pues refiere que ha conocido a algunas que viven situaciones de violencia.
En la Utopía Meyehualco, algunas madres de familia aprovechan las sesiones de spa, o hacen uso del servicio de lavandería a costos accesibles, incluso acuden para recibir apoyo sicológico o denunciar alguna situación de violencia.
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La señora Coni Reyes, de 74 años, es un ejemplo de que el amor de una madre viene en muchas formas. Tiene cuatro hijos biológicos y uno adoptado, y dice sentirse muy contenta por lo que logró en la crianza de sus hijos.
“Mi hijo adoptado tiene 27 años, francamente yo fui madre y padre para él, porque soy viuda y me dejaron al niño desde los ocho años, entonces yo he estado trabajando para él; mi hijo es licenciado en Educación Física, y creo que ya estoy más que satisfecha que él —que es el menor— haya tenido una carrera de universidad, ya que mis otros hijos, también tienen sus carreras pero no tanto como este”, platica con orgullo.
Carolina Ramírez Lujano, otra madre de familia, quien tiene tres hijos, explica a EL UNIVERSAL que ahora que tiene tiempo —pues sus tres hijos ya son adultos— puede dedicarse a ella misma, por lo que suele acudir a la Casa de Día de la Utopía para ejercitarse, convivir con otras mujeres, bailar y tener un lugar de esparcimiento.
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“Yo creo que lo más difícil para mí, en mi etapa de madre, fue cuando trabajé porque tenía el sentido de culpa; tenía que dejar a mis hijos para poderles proveer el alimento, y esa fue una de las etapas más complicadas que tuve en mi vida”.
Altagracia Trejo Sánchez, de 78 años, tuvo cinco hijos: dos viven en Guadalajara, uno en Los Ángeles, Estados Unidos; uno más en la Ciudad de México y otra vive con ella. A pesar de la distancia de la mayoría, sus hijos la llaman cada semana para saber cómo está y la procuran.
Para ella, celebrar el día de la madre significa la oportunidad de “sentir que somos importantes para nuestra familia y para nuestra comunidad”, por ello, consideró importante que el 10 de mayo sea una fecha memorable.
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“Ser madre no es todo miel sobre hojuelas, es una lucha constante, hay altas y bajas, como en todo”, afirma Teresa Pérez, de 70 años, madre de tres hijos, todos casados actualmente.
“La naturaleza nos da lo que necesitamos para poder sacar a un hijo adelante”, señala.