Dos años ocho meses y un largo camino fue lo que le tomó a la señora Antelma Vargas, madre de Ingrid Escamilla, acceder a la justicia.
En ese camino invirtió recursos —cuya cifra está aún sin cuantificar, pero según estimaciones de organizaciones sociales supera el medio millón de pesos si se contemplan días laborales perdidos, gasto en copias, transportes, comidas, peritajes individuales y los honorarios de un buen abogado comprometido con el caso—, pero al final se logró que un juez dictara la pena máxima, de 70 años de cárcel, a un feminicida.
Además, en memoria de su hija se implementó la llamada Ley Ingrid, la cual fue aprobada por el Congreso de la Ciudad de México el año pasado. Dicha legislación prohíbe a servidores públicos reproducir, transferir, filtrar, enviar, negociar o aportar imágenes de víctimas femeninas que hayan perdido la vida en circunstancias violentas.
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Antelma señala que todo el sistema penal está creado para que sea difícil acceder a la justicia, revictimizar y desgastar física, mental y económicamente a los sobrevivientes de un hecho violento.
“Todo lo tenemos en contra, en nuestro caso fueron un montón de audiencias, entrevistas y peritajes en donde siempre repetimos todo y recordábamos los detalles, y eso era muy fuerte para nosotros.
“Lo que sí le puedo decir a las familias, a las mamás y a todas aquellas que como nosotros están buscando justicia, es que no se rindan, que aguanten, que no se dejen vencer, yo ya sé que es muy difícil, que es desgastante para todas las familias, que nos quedamos sin fuerza, sin dinero”, dice a EL UNIVERSAL.
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“Pero ellas deben fijar ese objetivo de buscar justicia y no rendirse, no desanimarse, y más tarde que temprano se logra. En nuestro caso, por ejemplo, ya estaba el detenido, confesó, se tenían testigos, pruebas y todo... y aun así la justicia le tardó dos años en llegar a mi hija, a mi nieto y a toda la sociedad, entonces no quiero imaginar otros casos donde hacen falta pruebas, datos y todo lo que piden el Ministerio Público o el juez para poder imputar a alguien”, añade.
Dice tener sentimientos encontrados, pues le da satisfacción que se haya implementado la Ley Ingrid y que se diera una sentencia ejemplar a un feminicida, pero no concuerda del todo con que fuera a costa de la vida de su hija.
Aun así, lo asimila y se alegra por otras familias y mujeres, a quienes no les desea que atraviesen el largo camino para acceder a la justicia. Advierte que no basta con que se dé a conocer la ley o se condene a prisión a un asesino de mujeres.
Cuando los crímenes se siguen cometiendo, la prisión, afirma la madre de Ingrid Escamilla, no es suficiente castigo, pues no hay nada en el mundo que devuelva la vida de un ser querido. Entonces, adelanta a las autoridades que se debe trabajar en prevenir y no castigar cuando ya es demasiado tarde.
“Creo que hace falta mucho, porque no sirve de nada que exista la Ley Ingrid, como le dicen, si no se aplica, si no funciona de verdad. Está muy bien que la hayan aprobado y todo, pero la idea es que de verdad funcione y que en verdad sirva para todas las mujeres.
“No tiene nada de caso una sentencia de 70 años o más cuando ya nuestras hijas están muertas. Primero, desde mi experiencia creo que se debe prevenir todo eso y, luego, que los jueces y algunas autoridades, funcionarios sobre todo, sean más sensibles... porque estoy segura que si fuera una de sus hijas, moverían todo para que rápido se resolvieran las cosas... y con nosotras, pues no es así”, lamenta la mujer.
Antelma, de momento, asimilará el logró que hizo al encontrar la justicia para la memoria de su hija, pero no descarta después encaminar sus conocimientos adquiridos en la práctica a otra causa.
En este sentido, el abogado que tomó el caso y logró esta sentencia histórica, Jorge Vázquez, explica que la demora en que se dictara la sentencia de 70 años de prisión fue también a causa de la pandemia de Covid-19, pues durante más de un año los procesos legales se retrasaron.
“Nosotros cumplimos con los requisitos que pedían, pero se atravesó la pandemia y eso retrasó todo; al final se logró el objetivo, que fue el de tener una sentencia ejemplar en este tipo de delitos”, agrega.
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