Para Juan Alejandro Ramos Mota este año será la última vez que represente a Jesús de Nazaret en el viacrucis del Reclusorio Oriente. No ha sido fácil para él representar este papel a lo largo de cinco años.
Juan Alejandro todos los días realiza oraciones que le dan tranquilidad estando privado de la libertad al interior del penal capitalino. Sin embargo, cada que se acerca la fecha de la representación del viacrucis de Semana Santa, tiene una introspección con algunos pasajes de la Biblia.
Se vuelve ermitaño, piensa, piensa mucho: qué es el bien y el mal, cómo puede hacer una participación cada vez más pura, sintiendo exactamente lo que Jesús quería dejar de enseñanza.
Lee también: Semana Santa 2025; ¿qué días no se puede comer carne?
Le duele, pide perdón por lo que hizo, por lo que piensa, dice.
“Este año pensaba no hacerlo ya, ésta es la quinta ocasión [participando]. Yo les había dicho a mis compañeros: en esta ocasión no lo quiero hacer porque ya merece la oportunidad otra persona, alguien más, de sentir, de prepararse por lo que conlleva todo esto”.
Sentado en el área verde de la zona escolar del Reclusorio Oriente, uno de los espacios más afables de este penal, en el que se alcanza a escuchar el cantar de pequeños pájaros en los árboles, rompiendo con el aura de una de las cárceles más complicadas para las autoridades capitalinas, Juan Alejandro reflexiona y suelta lentamente cada palabra de su análisis:
“Incluso me ha llevado a pensar que no es correcto hacer el viacrucis, sí, eso me ha llevado a pensar. Porque leyendo, entendiendo las palabras, cuando Jesús levanta la copa y les dice que ‘hagan esto en conmemoración’, es recordar, mas no que representemos el sacrificio que él hizo".
Sus compañeros intentan una personificación ideal, reparan en la túnica, en el color de sus rostros, el largo de su cabello; luego se alejan para ver a la distancia su obra y regresan casi de inmediato para acomodar algo de su atuendo.
Este año será diferente para todos. Desde la dirección de la puesta en escena —la cual está a cargo de un interno—, hasta el espacio en donde realizarán el viacrucis, ya que será en el patio central del penal, con una escenografía más grande y con más público.
Hablando con su madre, ella le preguntó cuándo sería la última vez que participaría, ya que Cristo había pedido recordarlo, no bajo el dolor. Luego de esa llamada, les comentó su decisión a las autoridades del penal, pero nadie quiso hacer la representación con tan poco tiempo.
Lee también: Evita viajar en carretera durante estos horarios de Semana Santa
Juan Alejandro también sabe que luego de participar no podrá hacer otro papel, ni de Judas, ni de apóstol, prefiere narrar el viacrucis o intervenir de otra manera. “Les dije: es el último año, y es el último año”.
Para prepararse, decidió pasar más tiempo solo. Acudió a los ensayos y a apoyar a sus compañeros con los diálogos.
“Tienen que adentrarse para sentir lo que estamos haciendo. El papel que sea, así sea un apóstol que no hable debe estar atento y escuchando todo lo que se dice”. La vigilia, les remarcó, no sólo debe ser en Semana Santa, sino todo el año. “Soy un hombre bueno, renovado, preparado, es lo que soy ahora”.