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Como parte de la segunda edición del Festival Iberoamericano de la Libertad, el Instituto de Reinserción Social de la Ciudad de México, en coordinación con el Registro Civil, organizó una boda colectiva protagonizada por personas que alguna vez purgaron una condena en alguna de las cárceles locales y por otras que aún siguen pagando su deuda con la sociedad.
El marco fue espectacular pues los matrimonios se celebraron en la casa Miguel Alemán, del complejo cultural Los Pinos, en el Bosque de Chapultepec.
Un total de 14 parejas —quienes se conocieron adentro de alguna prisión y hoy ya están en libertad— contrajeron matrimonio, y dos más que siguen en prisión, pero que aprovecharon este evento para comprometerse.
Para participar, las parejas debieron cumplir ciertos requisitos, el más importante, mostrar que lograron una verdadera reinserción social.
“Las segundas oportunidades siempre son buenas, sí existen. Mucha gente estigmatiza, no cree en nosotros y eso es muy difícil porque además, en ocasiones ni nosotros mismos creemos en nosotros mismos, pero sí se puede. Uno ahí adentro se arrepiente, aprende de todo lo que está mal, lo que hacemos mal y de ahí es un punto de partida, se puede empezar de nuevo, una nueva vida con un nuevo amor”, comentó uno de los recién casados, quien prefirió anonimato pues todavía purga una condena.
Las bodas fueron el colofón de una serie de eventos que se realizaron en el lugar donde hace unos años era exclusivo para los presidentes del país.
Hubo obras de teatro, diversos performances y actividades culturales, todo para celebrar las distintas libertades, de pensar, de amar sin importar el género y también para aprender la importancia de la reinserción social.
En el lugar, Arturo Morell, director general del Instituto de Reinserción Social de la Ciudad de México y organizador del festival, dijo que el objetivo primordial del evento es visibilizar el esfuerzo de las diversas instituciones y de aquellas personas privadas de la libertad por demostrar la mejora que han realizado tras las rejas y que todo ese trabajo sirva de ejemplo para el resto de la población carcelaria.
“Está segunda edición es una gran oportunidad de visibilizar la existencia de un sector de la población muy vulnerable demostrando la importancia de sumar esfuerzo corresponsable con el objetivo de fortalecer vínculos interinstitucionales y seguir difundiendo las actividades de nuestras coordinaciones de Educación, Trabajo, Salud, Deportes y Cultura y de las cinco áreas especializadas creadas para canalizar y apoyar a la población liberada y más vulnerable como son: Violeta (perspectiva de genero) Adulto Mayor, Diversidad, Familia y Joven”, dijo.
Al final, los que pudieron celebrar en privado en un domicilio lo hicieron, las otras dos parejas que aún purgan una pena regresaron a prisión con la esperanza de que próximamente puedan festejar.
“Es difícil y más por la sociedad, es difícil hacer una vida luego de estar en prisión, pero es una muestra que sí hay segundas oportunidades, nosotros nos conocimos en prisión y todo eso ya quedó atrás, ahora pensamos empezar de nuevo”, dijeron otros de los recién casados.