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Cuautitlán Izcalli, Mex.— Marihuana, cocaína, cristal y piedra son algunas de las drogas que consumían mujeres que llegaron a la Casa de Recuperación Esperanza y Alegría de Vivir A.C, donde trabajan con especialistas y consejeros para ayudarles a salir de los problemas de adicciones que padecen.
Cecilia Cruz González preside la asociación civil. Cuenta que en su juventud era alcohólica, lo que le llevó a perder su matrimonio y a tener complicaciones con sus tres hijos. Al superar la adicción decidió fundar un centro donde ayudaran a las mujeres para mostrarles que sí hay otro camino y sacarlas de las drogas.
“Tuve problemas con el alcohol. A los 24 años me abandonaron con tres hijos. Y como no era una persona en ese tiempo que estuviera preparada, pues me entregué al alcohol y sin saber qué hacer. Lo fácil era quererme morir, entré en una depresión e intenté varias veces quitarme la vida”, relató Cruz González.
La casa de recuperación, ha impulsado a las mujeres a retomar los valores que les inculcaron en sus hogares y que por las adicciones tomaron otro camino, explicó en entrevista con EL UNIVERSAL.
Cecilia Cruz indicó que reciben a mujeres mayores de edad que han tenido problemas como divorcios, maltrato, separación de padres o abandonos de hogar, teniendo periodos de trabajo para la abstinencia que van de los cuatro a los seis meses.
“Todas las personas que aquí servimos ya tenemos más de 10 años en recuperación. Yo llevo 28 años. Solo alguien que ya lo vivió puede ayudar a otra persona en esa condición. Les llamamos consejeros en adicciones. Tienen actividades físicas, hacen ejercicio; tienen sicología, tanatología revisión médica, consejería en adicciones y consejería espiritual”, comentó la fundadora.
En la Casa de Recuperación Esperanza y Alegría de Vivir A.C tienen capacidad para atender máximo a 15 mujeres.
Ellas viven, comen y hacen múltiples actividades ahí, teniendo casos de éxito de recuperación de la adicción y superación profesional con maestras, enfermeras y sicólogas.
Hay poco apoyo del gobierno, señaló Cecilia, por lo que pide mayor comprensión pues “si apoyamos estos lugares podemos atender a más gente. Regular los centros y darnos las facilidades, es lo único que pedimos. No nada más que nos digan que necesitamos un peritaje sino que nos expliquen qué papeles debemos de llevar y que no nos cobren”.
La asociación civil inició hace 15 años como un grupo, enfatizando en que no sería un anexo sino una casa de recuperación para que el trato fuera diferente y en el que mujeres atendieran a mujeres en situaciones de drogadicción, haciéndolas sentir como si estuvieran en casa y con asesoría de gente profesional en temas de sicología, medicina y tanatología.