Huixquilucan, Méx.— “Nos dijeron que viviríamos con una presa con lanchas recreativas, pero hoy estamos junto a una cloaca gigante en la que se convirtió, llena de excremento y que emana un intenso olor a caca; no sólo , sino enfermedades infecciosas”, señalaron vecinos de La Herradura, quienes reiteraron la urgencia de que autoridades de los tres niveles de gobierno actúen ante la emergencia sanitaria en la que viven.

Caminar, transitar o vivir junto al río San Joaquín y a la presa El Capulín, que es un vaso regulador de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), es sentir el tufo no sólo de caño, sino directamente de toneladas de excremento que aquí se juntan de los habitantes de miles de casas y desarrollos inmobiliarios que de forma ilegal vierten sus descargas a esta cuenca a lo largo de más de 10 kilómetros de Huixquilucan, desde la zona de la alcaldía Cuajimalpa hasta Naucalpan.

La peste se ha intensificado en los últimos dos años, señalaron habitantes de La Herradura, quienes lamentaron vivir junto a un drenaje a cielo abierto, en el que al menos hay 139 descargas que han identificado en un mapa, la mayoría ilegales y cada una de ellas puede ser de una casa o de cientos de departamentos.

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Caminar o vivir junto al río San Joaquín y a la presa El Capulín, que es un vaso regulador de la Conagua, es sentir el tufo no sólo de caño, sino directamente de toneladas de excremento, señalaron vecinos. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL
Caminar o vivir junto al río San Joaquín y a la presa El Capulín, que es un vaso regulador de la Conagua, es sentir el tufo no sólo de caño, sino directamente de toneladas de excremento, señalaron vecinos. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL

Para resolver esta emergencia sanitaria hay dos tareas fundamentales, una a mediano y largo plazos que es sanear el río San Joaquín para recuperarlo como un nicho ecológico que sólo lleve agua limpia y de forma urgente e inmediata disminuir el olor y la contaminación por la emanación de gases como el metano, que perjudica la salud a través de tratamientos biológicos como bacterias “que por ratos ponen” autoridades del Sistema Aguas de Huixquilucan (SAH), pero debe ser diario, en un trabajo supervisado, afirmaron vecinos, entre ellos el arquitecto Juan Felipe Ordóñez, durante un recorrido realizado por EL UNIVERSAL en la zona.

La aplicación de bacterias y cal, que han realizado autoridades, “sólo es un paliativo, porque nuestra salud está en crisis”, indicó Juan Felipe Ordóñez, quien relató las infecciones recurrentes que sufren en ojos, garganta y vías respiratorias.

Los arquitectos Carlos Hernández Brito y Ordóñez plantearon como solución poner colectores paralelos al lado del río, para que capten las descargas que hoy se vierten de forma directa al río; el costo sería de alrededor de los mil millones de pesos, calculó Juan Felipe Ordóñez.

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En la presa se juntan toneladas de excremento de los habitantes de miles de
casas y desarrollos inmobiliarios que de forma ilegal vierten sus descargas. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL
En la presa se juntan toneladas de excremento de los habitantes de miles de casas y desarrollos inmobiliarios que de forma ilegal vierten sus descargas. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL

Además, se proponen tres plantas de tratamiento que estarían ubicadas en la frontera con Cuajimalpa, otra intermedia antes de El Capulín y una más pasando esta cuenca, con una inversión de Conagua, la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM), del ayuntamiento de Huixquilucan, así como de los desarrolladores y de los colonos.

Es un problema exponencial, de un año a otro el olor se incrementa no sólo al doble, sino al triple, porque es directamente proporcional a la burbuja inmobiliaria —avalada por autoridades municipales y estatales— que está creciendo en la zona de Interlomas y a falta de un drenaje profundo que es inexistente en Huixquilucan, por lo que las descargas de aguas negras van directo al río, indicó el arquitecto Jesús Aja.

“Todo Interlomas descarga a los ríos San Joaquín y La Pastora que se han convertido en el drenaje a cielo abierto de Huixquilucan”, apuntó Jesús Aja, quien forma parte del equipo de arquitectos de La Herradura, que han analizado y estudiado este problema sanitario.

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Habitantes exigen solución a la emergencia sanitaria en la que viven; se debe sanear el río San Joaquín para recuperarlo como nicho ecológico, afirman. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL
Habitantes exigen solución a la emergencia sanitaria en la que viven; se debe sanear el río San Joaquín para recuperarlo como nicho ecológico, afirman. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL

“Nos cobran predial, agua y luz de zona residencial”, de al menos 25 mil a 30 mil pesos al año, “pagamos sobrecostos y vivimos entre mierda”, expresó Ingrid Ferreira.

“Esta peste quisiera embotellarla e írsela a echar a las oficinas de Conagua, CAEM y del Sistema de Aguas de Huixquilucan”, afirmó con desesperación la vecina.

Hace décadas, cuando se desarrolló La Herradura, los terrenos aledaños a la presa El Capulín fueron los más costosos, porque la maqueta tenía hasta barquitos, pero hoy vemos que “pagamos más caro por vivir entre caca”, aseveraron colonos.

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“Tengo 54 años de vivir junto a la compuerta de la presa El Capulín —en la calle Bosque Real del Monte—, pero los últimos dos años han sido los peores, cada que salgo a correr es una nueva infección respiratoria, antes no llegaba el olor a mi casa, ni a los autos, donde la peste llega como si trajeras un muerto”, relató Analau.

Los vecinos señalaron que solicitaron a Conagua que realizara un análisis de laboratorio del agua, que demostró “que el agua tiene caca y jabón; además, pedimos un análisis del aire, pero nadie lo ha hecho, pues aquí flotan virus y bacterias”.

Promesas y primeras acciones

Un tapete de basura cubre la mezcla de excremento y agua del vaso regulador de El Capulín, especialmente junto al muro de su compuerta, donde toneladas de plásticos, ropa vieja, troncos, llantas, cascos de motociclistas y autopartes, donde apenas a mediados de febrero autoridades municipales de Ecología, Servicios Públicos y del SAH sacaron 15 toneladas de desechos.

“Nos dijeron que iban a colocar mallas en puntos donde arrojan basura, pero a la fecha no existen; dijeron que aquí junto a la presa habría un colector y no hay tal; que desazolvarían y no lo han hecho”, señalaron los vecinos de La Herradura.

Autoridades del SAH informaron que tienen “contemplada la instalación de mallas, una vez que concluya la temporada de lluvias, para evitar daños en las barrancas en las que se ha detectado mayor acumulación de basura”.

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Los vecinos indicaron que “hace un año pedimos un informe de las plantas de tratamiento que tienen que operar en grandes desarrollos inmobiliarios, pero a la fecha no sabemos si existen u operan, para que desahoguen sólo aguas grises al río”.

Fuentes oficiales del SAH afirmaron que la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales El Capulín opera de forma continua, pero sólo tiene capacidad para tratar 50 litros por segundo; sin embargo, en temporada de lluvias el río puede conducir hasta 120 metros cúbicos por segundo.

EL UNIVERSAL solicitó a Conagua información sobre la crisis sanitaria y eventual saneamiento de El Capulín, hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

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Inversión

El Organismo de Aguas de Huixquilucan está impulsando ante el gobierno del Estado de México y la Federación llevar a cabo una inversión conjunta para la elaboración del proyecto ejecutivo para la construcción de los colectores marginales con una longitud preliminar de 10 kilómetros, cuyo costo “se definirá una vez que se cuente con el proyecto ejecutivo y sus elementos, ya que se compone de conexiones de drenaje, tubería, plantas de bombeo y plantas de tratamiento”, indicaron autoridades municipales.

Paralelo a este proyecto ejecutivo, Huixquilucan busca realizar, de manera emergente, la construcción de dos colectores de 150 y 80 metros, para evitar la concentración de aguas residuales en el vaso de la presa y la acumulación de lodos, cuyo costo estimado es de 8 millones de pesos, de los que el gobierno municipal aportaría 50%, informaron autoridades locales.

Además tiene el proyecto de rehabilitación del colector marginal del río San Joaquín, del tramo de Bosque del Lago hasta Río Frío, “que busca evitar la acumulación de aguas residuales y lodos en la presa, con una longitud de 80 metros, aproximadamente. El costo se estima en 2 millones de pesos, con un plazo de construcción de cinco meses”, indicaron.

En 2024 el ayuntamiento invirtió más de 5 millones de pesos, incluyendo la operación de la planta de tratamiento para el saneamiento del río y la presa.

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