era un vecino normal. Saludaba, era participativo en la colonia Lomas de San Miguel del municipio de Atizapán de Zaragoza en el Estado de México , pero a sus 72 años fue capaz de cometer su último feminicidio.
En su casa las autoridades hallaron bolsos, zapatos, prendas de mujer, maquillajes, restos óseos enterrados y el cuerpo descuartizado de su última víctima en la vivienda de la calle Margaritas marcado con el número 22.
También credenciales de varias mujeres, algunas reportadas como desaparecidas desde 2016. Todos estos elementos son concluyentes: Se trata de un feminicida serial, afirmó para EL UNIVERAL Mónica Ramírez Cano , psicóloga y criminóloga de las más reconocidas en América Latina y quien analizó el perfil de Joaquín "El Chapo" Guzmán.
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Andrés “N”, un feminicida serial ordenado
La criminóloga Mónica Ramírez Cano explicó que un feminicida serial se puede clasificar por el número de víctimas, la manera en que deja la escena del crimen, el tipo de aproximación a la víctima o motivación.
Pero en este caso, indica Ramírez Cano y de acuerdo a la metodología que aplica el FBI, se clasifica a los asesinos seriales en organizado, desorganizado y mixtos.
Los desorganizados son aquellos asesinos que no tienen una planeación de sus crímenes y utilizan las armas que encuentran en el momento, lo que tienen a la mano para atacar. Son víctimas de oportunidad y asesinos que no tienen un objetivo específico de víctima.
Los organizados son aquellos que planean, tienen una inteligencia superior al promedio y eligen a sus víctimas cuidadosamente.
Mientras que los mixtos son aquellos que pueden ser organizados pero victimizan a una persona por oportunidad y viceversa.
En el caso de Andrés "N", se le puede clasificar en el rubro de los organizados, ya que planeaba y elegía a sus víctimas con tiempo, además de construir una fachada que evitaba levantar sospechas de sus actividades.
El buen vecino
A tres días de darse a conocer el caso ya son varios los testimonios de vecinos que describen a Andrés “N” como un tipo calmado, tranquilo e involucrado en algunas actividades de la colonia.
Los asesinos seriales, cuando tienen estos periodos de enfriamiento entre cada evento, construyen su vida de forma que no levanten sospechas.
“Se constituye una fachada que le permite un contacto ‘normal’ con la sociedad y es algo que coexiste dentro de él, por imposible que parezca y no quiere decir que no sea auténtico o que lo esté haciendo por estrategia, claro que algunos asesinos lo hacen por estrategia, pero en el caso de este feminicida, él llevaba su vida normal común y corriente”, explicó la especialista.
“Son personas que se comportan aparentemente normal ante la sociedad y justamente en eso estriba la clasificación de un asesino serial, que es aquella persona que comete más o tres muertes con un periodo de enfriamiento entre cada uno”.
Este periodo puede durar días, horas, años y vuelven a matar.
De acuerdo con Mónica Ramírez, desde su metodología ella habla de tres etapas:
La primera es cuando mata por primera vez, donde experimenta o solo por ver qué sucede, si realmente lo que hace y toda esta victimización se apega a lo que ha fantaseado.
La segunda victimización es para mejorar y adicionar elementos y la tercera, “definitivamente es porque le gustó, es bueno en lo que hace y tiene una ganancia psicológica, sexual o emocional de lo que está haciendo”.
En cuanto al periodo de enfriamiento en un asesino serial, señala la especialista, no hay un promedio, ya que pueden ser horas, días, meses o años y recuerda el caso de Dennis Rader , conocido por la clave Bind them, torture them, kill them (átalas, tortúralas, mátalas), un asesino serial que tardó 30 años en volver a cometer un asesinato.
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¿Por qué mujeres de 30?
Para Mónica llama la atención que Andrés “N” tenía un tipo de víctimas en específico, que eran mujeres de 30 años, pero no descarta que conforme avancen las investigaciones surjan más víctimas de menor edad.
En ese contexto, la especialista explica que en ningún caso los asesinos o feminicidas seriales buscan una ganancia económica o material, el robo es un acto secundario, lo que realmente buscan es la muerte de estas personas y la satisfacción emocional, psicológica o sexual de sus actos.
“Las investigaciones que he hecho respecto a asesinos seriales arrojan infancias complicadas, pero hipotéticamente hablando Andrés “N” tendría una problemática con las mujeres. No sé si actúa por venganza, por obtener gratificación o satisfacción sexual o emocional, pero me aventuraría a hipotetizar que algo sucedió con una figura importante, como puede ser la materna. No sé si fue abandonado por su madre, o sufrió algún tipo de maltrato infantil”.
Además, señala que las víctimas de Andrés “N” no son víctimas de oportunidad, sino son personas que han estado presentes durante cierto tiempo de su vida y él decide asesinarlas.
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En cuanto a los objetos que guardaba Andrés "N" en la vivienda, dice, se conocen en el argot de los perfiles criminales como souvenirs o trofeos. “Toda esa parafernalia que le econtraron las autoridades son los trofeos que tienden a guardar este tipo de criminales como parte de su colecciones de las mujeres a las que se ha victimado”.
Detenido recientemente, pero no acaba de empezar
Para Ramírez Cano también resalta la edad de Andrés “N”, quien tiene 72 años de edad, lo que habla de que era demasiado activo para la edad promedio de un asesino serial.
“Estudios arrojan que la actividad de los asesinos seriales va en declive” conforme tienen más edad, dice, ya sea por vejez, enfermedades o adicciones.
“Por ejemplo, esos asesinos seriales que matan en un sitio y mueven los cuerpos ya no tienen fuerza para hacerlo o tienen alguna problemática.
El hecho de que no se encuentren más restos o detalles importantes no quiere decir que no haya asesinado a más mujeres cuyos cuerpos pudo haber arrojado en otro lado”.
Indica Mónica Ramírez que varios estudios señalan que los asesinos seriales, o en este caso, el feminicida serial, empiezan a cometer sus crímenes entre los 25 y los 35 años.
“Es un hombre que lleva muchos años actuando
, los asesinos seriales empiezan desde tempranas edades. No se despiertan un día y dicen ‘voy a matar a alguien’. Desde su infancia y juventud empiezan a presentar problemáticas o ́ ‘focos rojos’ que pueden ser cuestiones diversas como maltrato a animales, a personas, algunos robos, incluso violaciones y es cuando brincan de esas conductas al acto de matar”.
Más allá del morbo ¿porque es importante conocer su perfil criminal?
se han pronunciado sobre la atención que algunos medios de comunicación prestan a casos de feminicidios y al preguntarle a la especialista su opinión, mencionó que sin duda, las víctimas son las que más importan.
“El hecho de que sean mujeres, habla de que eligió personas más vulnerables que él. Me parece bastante bueno que lo cataloguen como tal, como feminicida y no solo como asesino en serie, porque un feminicidio marca una diferencia crucial. Las eligió por una razón, pero aún no sabemos cuál”.
La criminóloga argumenta que, más allá del morbo o el sensacionalismo, los perfiles criminológicos sirven para identificar focos rojos e intervenir para prevenir o parar a un asesino que puede convertirse en un serial.
“Al dar conocer a la sociedad este tipo de detalles, es decirles “a ver señores, estos son los focos rojos que se deben identificar, debe haber cooperación interdisciplinaria desde la familia, amigos, escuela, vecinos, etc, que puedan ser capaces de identificar estos focos rojos y lograr alguna suerte de intervención en ese sentido”.
“Los criminales son seres biopsicosociales y culturales. Algo que siempre preguntan es si nacen o se hacen. La respuesta es ambas”.
rdmd / acmr