“Pa' ti naki, chicken teriyaki, tu gata quiere maki, mi gata en Kawasaki”, dice la canción de la Rosalía que suena hasta reventar la bocina. El DJ pone “reggaetón del viejo”, un video de Daddy Yankee se proyecta en las pantallas del bar mientras un grupo de amigos perrean intenso y sucio hasta el piso, sin cubrebocas “porque asfixia”.
Es la semana pride del mes del orgullo LGBT+ . Los meseros van y vienen con micheladas, los strippers bailan con sombrero ranchero, en el karaoke se escucha “como la flor, con tanto amor, me diste tú” y la noche en Zona Rosa apenas empieza. Es como si no hubiera pandemia por coronavirus.
En la calle Amberes , considerada “el primer corredor gay de Latinoamérica” en la colonia Juárez, alcaldía Cuauhtémoc , corren por las cebras peatonales pintadas de colores las drag queens para poner el ambiente. Una imagen de Lorena Herrera anuncia que la cantante será coronada por “la comunidad”.
El Kinky, La Botica, Boy Bar, King y Macho revivieron de una agónica crisis causada por el SARS CoV-2. Siluetas apenas caben en los barecitos que uno que otro ofrece gel antibacterial a la entrada, pero es ignorado porque ahí se va a bailar, y también a ligar. El Cabaretito volvió a su esencia de centro nocturno después de haber sido convertido en cocina con servicio de comida corrida mientras pasaba la pandemia.
En las sexshop de Zona ya hay más compras y en las cabinas, donde también entran curiosos, ya hay acción. Todas las poblaciones LGBT+ celebran el pride.
“Ya les hacía falta un dildo”, dice entre risas la empleada de una sexhop de Zona Rosa . Cuenta que “poco a poco” los clientes han regresado porque “sin sexo nomás no se puede”.
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Como cada año, banderas gay tapizan las calles de Liverpool, Londres, Oslo, Havre, Hamburgo, Nápoles, Génova, Niza, Dinamarca, Roma, Berlín, Lucerna y Barcelona, hasta llevar el arcoiris a Paseo de la Reforma y Avenida Chapultepec .
La alcaldesa Sandra Cuevas mandó poner sombrillas de colores en la icónica zona “gay friendly” de la Ciudad de México.
Extorsionadores no pararon en pandemia
Martín cuenta que tuvo qué hacer otros trabajos porque “no la armó” con “boletear” cuando la noche en Zona Rosa murió. “¿Quieren lugar para bailar? ¿Música en vivo? ¿After? Vente yo te llevo”, ofrece el hombre a quienes “en la nueva normalidad” buscan diversión en la colonia Juárez. Dice no saber nada si alrededor hubo cobro de extorsiones a comerciantes y locatarios.
Mónica tiene un puesto de dulces, donde lo que más vende, dice, son cigarros sueltos. Y aunque asegura le pegó “más o menos” la pandemia porque trabaja cerca del Metro Insurgentes, le cobraban “derecho de piso” en plena crisis sanitaria.
“Venían unos, venían otros. Exigían su mochada pero no había dinero. ¿Cómo querían?”, dice.
Roberto se limita a decir que como encargado de relaciones públicas de un pequeño antro de Zona Rosa, hombres que se identificaron como miembros de un grupo delictivo les pidieron dinero, pero por la pandemia “a lo mejor se apiadaron o entendieron que no había”.
Para 2009, en su libro “Aposcalipstick”, el periodista Carlos Monsiváis ya daba cuenta del “cambio de sentido” de la Zona Rosa, entre “table dance, los bares gay, los templos del fast food, el cerco del ambulantaje y sus navíos piratas, el sexoservicio, el narcomenudeo y los narcominoristas, las galerías de arte que emigran, las multitudes a todas horas”.
Según la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco) durante enero y marzo de este año, el 21.1% de comerciantes entrevistados fue víctima de al menos un ilícito: “Es decir, un aumento de 2.6% respecto al trimestre anterior”.
En conferencia de prensa conjunta con la Secretaría de Seguridad Ciudadana, José de Jesús Rodríguez Cárdenas, presidente de la Canaco, indicó que en el mismo trimestre, el 11.9% de los empresarios entrevistados fue víctima de extorsión, “lo que significa un aumento de 2.3%, respecto a octubre-diciembre 2021”.
“Para el trimestre en cuestión, se obtuvo que el 11.9% de los empresarios entrevistados fue víctima de extorsión o cobro por derecho de piso, lo que significa un aumento de 2.3 puntos porcentuales. En tanto que el 88.1% dijo no haber sufrido este ilícito”, se precisó.
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Para el análisis referente a la extorsión o cobro por derecho de piso por alcaldía se observó en el primer trimestre que Venustiano Carranza permanece como la alcaldía con mayor número de extorsiones con el 17.9 % de incidencia, seguida por Iztacalco con 13.6% y con un 12.1% se ubicó la Gustavo A. Madero en tercer lugar. Por otra parte, la alcaldía de Coyoacán solo contó con el 2.9% de ilícitos reportados.
“Para identificar a quienes realizan este ilícito se tuvo como respuesta por parte de los empresarios que en el 60.9% de los casos se trató de una persona sola, el 19.1% identificó que el acto fue realizado por personas que dicen pertenecer a una banda, mientras que el 14.8% comentó haber sido víctima de extorsión por parte de alguna autoridad, finalmente el 5.2% prefirió no responder”, indicó la Canaco.
De acuerdo con información proporcionada por la alcaldía Cuauhtémoc, siete establecimientos mercantiles con giro de impacto zonal (bares, cantinas, pulquerías, cabarets, centros nocturnos, peñas, discotecas y centros de juego con apuestas y sorteos) fueron dados de baja en el concepto cierre definitivo/ temporal, de febrero de 2020 a febrero de 2022.
Por su lado, la Secretaría de Desarrollo Económico refirió a este diario que fueron seis, uno menos que los reportados por la Cuauhtémoc, los establecimientos mercantiles de impacto zonal los que presentaron su cierre, entre ellos solo uno en Zona Rosa: “Loo Loo”, ubicado en la calle de Londres.
En cuanto a incidencia delictiva por el delito de extorsión en la alcaldía Cuauhtémoc, en el periodo febrero 2020- febrero 2022, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) reportó a este diario solo ocho casos en Zona Rosa por tipo de bajo impacto.
En este mismo periodo de tiempo y por extorsión solo se tiene registro de dos casos presentados en la alcaldía Cuauhtémoc ante la Agencia del Ministerio Público Especializada en Atención a Personas integrantes de la Comunidad LGBTTTI.
La comunidad, fiel a los proyectos LGBT+ en medio de crisis por la pandemia
Antes de la pandemia, para la librería, cafetería y centro cultural Somos Voces “todo iba súper bien” hasta que llegó el coronavirus . Eventos internacionales se cayeron a inicios de 2020.
Reconocida como la librería LGBT+ más grande de Latinoamérica, Somos Voces sorteó la pandemia, fue afortunada “a sobrevivir bajo nuevas condiciones” y se mantiene hasta ahora como uno de los lugares más emblemáticos para la comunidad en la Ciudad de México, en el corazón de Zona Rosa.
Kaleb Ávila, coordinador del área de Educación de Somos Voces, comentó a EL UNIVERSAL que no solo ha sido el reto de regresar a ocupar el espacio ni la complejidad de rehabilitar el espacio de trabajo “sino que había espacios que se habían ganado y ahora están en disputa”.
“También hemos tenido oportunidad de ver la nobleza y lealtad de nuestra colectividad porque a pesar de que mucha de la gente ha tenido crisis emocionales, crisis económicas, crisis sociales, nuestra comunidad sigue aquí, sigue fiel al espacio y siguen acuerpando. A pesar de que nos ha costado un poquito de trabajo mantenernos al corriente con todo el espacio, la gente sigue aquí, la gente sigue respondiendo, nuestra comunidad sigue habitando el espacio”, declaró.
Recorte de personal: inevitable en la pandemia
Obligados a cerrar poco más de nueve meses, el tiempo impactó al personal pues la plantilla laboral se redujo casi a la mitad y quienes se quedaron tuvieron ayuda económica, pero con restricciones como el horario, aforo y actividades culturales cerradas.
“El enfoque siempre fue que sobreviviera el espacio”, indicó por su lado Alberto Robles, responsable de Somos Voces.
Como todo era incierto, pasaron casi dos años para que la librería, cafetería y centro cultural comenzara a operar “con más normalidad a partir de este año”.
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“Nos hemos dado cuenta que el aforo también ha reducido, independientemente, aunque ya tenemos el permiso de poder meter a la gente que debe ser, ya realmente mucha gente se quedó acostumbrada a tal vez no salir de su casa. A mucha gente le pegó en cuestiones económicas; muchos todavía no se recuperan, siguen sin empleo.
“También teníamos una ventaja, al estar ubicados en una zona pegada a Reforma, pues tenemos el beneficio de los oficinistas y demás ya no es tan viable porque mucha gente ya trabaja desde casa. Todos esos detallitos nos impactaron a nosotros también”, expresó el responsable de Somos Voces al lamentar que “espacios hermanos no sobrevivieron en el ámbito cultural”.
Somos voces arropa a todes
En cuanto a los libros especializados, Somos Voces, que también ofrece pruebas de detección de VIH, enfrentó el reto de ponerse al corriente por las importaciones que quedaron atoradas y el retraso de poner al corriente las colecciones que se generaron desde principio de 2020.
Ante la violencia, discriminación y expulsiones que sufrieron integrantes del colectivo LGBT+ en sus hogares en plena pandemia, Somos Voces sigue fungiendo “como un oasis” que ofrece seguridad para quienes lo requieran.
“El espacio en realidad no dejó de operar. A pesar de que la cortina pueda estar abajo, siempre estamos al pendiente de la gente, inclusive de aquellos que no puedan acudir físicamente al espacio; siempre estamos al pendiente de las solicitudes y las necesidades. Siempre tenemos el objetivo de apoyar, canalizando, apoyando, conteniendo (...)”, indicó el coordinador del área de Educación.
“Nuestra gente y comunidad nunca estuvo abandonada, siempre estuvimos al pendiente de todo, tanto desde el punto de vista comercial como la parte filantrópica y social que nunca soltamos. Al final somos una familia gigantesca”, agregó.
De acuerdo con el responsable de Somos Voces, sí detectaron un aumento de violencia contra integrantes de la comunidad LGBT+ porque en algunos casos se quedaron encerrados en casa con “familias agresoras”, por eso decidieron arropar a las personas.
Si bien las autoridades apoyaron a los bares y antros al reconvertirlos en restaurantes como el Cabaretito, Somos Voces cuestionó en qué lugar entraba al ser centro cultural, librería y cafetería: “Qué sí y qué no está permitido”.
“En el tema de Zona Rosa, cada quien jaló agua para su molino, cada quien se rascó con sus propias uñas porque obviamente, al igual que nosotros, había muchos espacios diferentes, como restaurantes, bares,antros, tiendas y demás que estaban ahí tratando de entender qué era lo que pasaba”, dijo Alberto Robles.
A pesar de la pandemia, Somos Voces asegura que seguirá con la vinculación con empresas y gobierno “buscando que sepan cuáles son las realidades de nuestras comunidades y cómo deberían tomarnos en cuenta”.
Olas de Covid-19 pegan a galerías de arte y antigüedades
Ubicada en el corazón de Zona Rosa, la emblemática Plaza del Ángel que ofrece arte, muebles, joyerías, cuadros, pinturas y antigüedades fue afectada por hasta la ahora quinta ola de coronavirus.
Verónica Osorio, administradora y directora de Plaza del Ángel, contó a el Gran Diario de México que cerraron seis tiendas de aproximadamente 50 galerías que hay en el condominio, además que también se suspendió el tradicional tianguis sabatino .
“La recuperación ha sido muy lenta. No se ha vuelto a recuperar, estamos en un 70% de recuperación con respecto a antes de la pandemia. Ya pasaron dos años y todavía no logramos recuperarnos, estamos en un 70% y yo veo difícil que podamos recuperar un 100% al menos en este año”, señaló.
Ante las olas de SARS COV-2 , Osorio indicó que hasta la fecha no han dejado de tener ausencias de compradores, “sobre todo en la parte comercial porque cuando empiezan las olas, la gente se empieza a retirar de nuevo y la gente que viene a poner aquí su puesto de tianguis también deja de venir porque es mucha gente mayor”.
Como lo solicitaron las autoridades, Plaza del Ángel suspendió sus actividades de marzo de 2020 a julio.
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apr/acmr