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Tultepec, Méx.— “No es por echar relajo como muchos piensan, esto es una tradición por nuestro San Juan de Dios. Es en honor a él porque nos guía y nos cuida, porque de esto sostenemos a nuestras familias”, expresó Alberto García, quien creó junto a su familia y amigos un toro pirotécnico de poco más de 2 metros de altura, al que le nombraron como La Coqueta, para quemarlo en el marco de la Feria Internacional de la Pirotecnia, pero sobre todo, el día en que conmemoran el fallecimiento de su santo patrono.
Desde la 13:00 horas del sábado 8 de marzo, los artesanos de la pólvora y también comerciantes de los cohetes se congregaron en el barrio de La Piedad, formando sus creaciones de papel y cartón, coloridos, grandes, medianos y pequeños, cargados con diversos productos píricos, para comenzar el recorrido a las 16:00 horas por diversas calles hasta llegar alrededor de la sede de la feria, en San Antonio Xahuento.
Ahí, ya los esperaban miles de visitantes tanto de Tultepec como de otras localidades cercanas que se dan cita cada año para vivir la quema masiva de toritos, y que de acuerdo a la mayordomía que organiza la festividad, llegan a participar hasta 300 creaciones que son “vestidas” de diferentes personajes, destacando este año los de Anubis, Cibernético, Apache, El Santo, vaca, capibara, Sonic y alebrije.

La batucada que acompaña a cada toro, es una parte esencial para los fabricantes de artificios pirotécnicos, pues para ellos es como darle vida, alegría, sabor y emoción, ya que cuando la gente empieza a escuchar la música, ya saben que los toros están llegando y que falta poco para que el desfile de fuegos artificiales comience a dispararse en múltiples direcciones, y es ahí cuando muchos empiezan a correr para evitar ser quemados. “Nuestro trabajo, es iluminar el cielo con cada una de las piezas que armamos.
“Y en días como este es cuando podemos sentirnos más orgullosos de nuestro oficio. Ver a la gente con una sonrisa en la cara, riendo y tomando fotos o video, para nosotros, significa que el espectáculo les gustó. Y eso al mismo tiempo es como el agradecimiento a San Juan de Dios por la protección y el don que nos dio”, comentó Armando Cortés.
Las quemaduras suelen ocurrir en este evento que también ha sido comparado con el de la pamplonada que se realiza en España, ya que se ven pasar a los toros y gente corriendo, solo que estos son inanimados, los empujaban mujeres y hombres; estos últimos incluso sin playera corriendo alrededor de los toros que llegan a cargar alrededor de mil cohetes, los de mayor tamaño.
“Si vienes pensando que no te vas a quemar, mejor ni vengas. Sí hay que tener cuidado y sobre todo decirle a la gente que esto no es para venir con niños. Yo por ejemplo vengo con puros cuates y sí nos estamos echando un trago pero sabemos bien a qué venimos. Cuidarse la cara es de lo más básico y cuando prenden el toro o corres o vas brincando”, dijo Alejandro Torres, habitante de Zumpango.
Santiago es vecino de Tultepec y narró cómo estuvo a punto de perder el ojo hace 4 años, cuando la quema de toritos se hacía en el centro, frente al palacio municipal.
“El espacio era más chico y estaba con mis amigos gritando y corriendo cuando de repente sentí un golpe muy fuerte en mi cara. Literalmente me dijeron que estuve a punto de perder el ojo derecho. Me caía la sangre a raudales. Sigo viniendo porque de acá somos, aunque no me dedico a nada de eso, es una tradición para nosotros”, refirió.
También hubo visitantes que hicieron grabaciones con celulares, cámaras de video o cámaras de acción, mostrándose valientes antes de que el fuego activara la pólvora y comenzaran a correr entre los vasos de plástico, latas de aluminio, botellas de cerveza o tequila que se encontraban tiradas a pesar de las recomendaciones que hace la mayordomía organizadora de no alcoholizarse para poder estar alertas.
El desfile de los toros culminó entrada la madrugada del domingo en un terreno que por momentos se levantaba el polvo luego de los 3 o 5 minutos que tardaban en quemarse, pues los asistentes comenzaban a correr en diferentes direcciones para evitar ser alcanzados por los cohetes. “¡Fuego, fuego, fuego!”, exclamaron como una especie de reto a los artesanos que los crearon para que los prendieran.