No se sabe con exactitud su fecha de origen, pero se dice que datan del siglo XVIII, e incluso mucho antes de la época prehispánica. Lo cierto es que los lavaderos públicos siguen vigentes y en uso en algunos barrios y pueblos originarios de la , como en Iztapalapa, donde sus habitantes acuden a esos lugares a lavar ropa y convivir.

En la zona centro de la demarcación, en el Barrio de San Pedro, subsisten dos de esos espacios que son comunitarios, equipados con más de una veintena de lavaderos unidos por grandes piletas, que los hacen necesarios en la actualidad, debido al estiaje que predomina en esa demarcación.

Patricia Serrano habita en dicho barrio y tiene lavadero y lavadora propios, pero suele acudir a los lavaderos públicos ubicados en el callejón Morelos, cuando en su casa escasea el agua, lo cual ocurre con cierta frecuencia.

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“Antes vivía por acá y de joven, acompañaba a mi mamá que venía a lavar aquí, me casé y dejé de venir, pero a veces, como no cae agua donde vivo, he vuelto a usar estos lavaderos, porque aunque tengo lavadero y lavadora, pues ahorita no tengo agua y este lugar es muy útil”, compartió Serrano, mientras remojaba la ropa que se disponía tallar.

A unos pasos de ella, en otro lavadero, María Manuela Ramírez estaba en el proceso de enjuague de blusas, camisas y pantalones que llevó a asear en este espacio que suele visitar cada semana, desde hace más de 50 años, y aunque sus manos reflejan el esfuerzo y desgaste que implica frotar incesantemente sus prendas sobre la piedra surcada del lavadero, mencionó que jamás ha recurrido a una lavadora, ni mucho menos a una lavandería.

“No me gusta usar lavadora, porque pierdo más tiempo y no me sale bien la ropa, se llena de pelusa y ya me acostumbré, entonces no se me hace pesado”, mencionó la vecina adulta mayor.

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Juliana Castillo suele acudir a los lavaderos públicos, sitio donde ha hecho amistades, pero también se ha llevado sinsabores por personas que no respetan las reglas de uso del espacio. FOTO: AXEL SÁNCHEZ. EL UNIVERSAL
Juliana Castillo suele acudir a los lavaderos públicos, sitio donde ha hecho amistades, pero también se ha llevado sinsabores por personas que no respetan las reglas de uso del espacio. FOTO: AXEL SÁNCHEZ. EL UNIVERSAL

La convivencia

Aunque son pocos los lavaderos públicos que persisten en la actualidad, en Iztapalapa es tal su popularidad que en páginas de Facebook de vecinos de la demarcación, hay publicaciones donde se refieren a ellos como las redes sociales de su época, porque sus usuarios ocupaban esos espacios como lugares de encuentro y convivencia.

“La gente está acostumbrada a asistir a estos lugares, por varias razones, un poco la tradición, la costumbre, y un tema importante: la facilidad de tener ahí agua, pero además son lugares de convivencia, y ha habido publicaciones en Facebook, de fotografías de los lavaderos públicos de antes y dicen que eran las antiguas redes sociales, y sí, porque la gente que va ahí platica y se comunica, mientras está lavando”, mencionó Beatriz Ramírez, responsable del archivo histórico de la alcaldía.

La también cronista de Iztapalapa, comentó que los lavaderos públicos de los barrios del centro de la demarcación han sido útiles para otras zonas de la alcaldía, como la colonia Guadalupe del Moral, fundada en la década de 1950, cuyos primeros habitantes acudían a lavar sus prendas al Barrio de San Pedro, ante la carencia de servicios públicos, entre ellos el del agua potable, en sus hogares.

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“Ahora, algunas Utopías han sido equipadas con lavanderías, que sí cobran, pero muy económico, y al ser parte del sistema de cuidados, mientras las amas de casa lavan su ropa en las lavadoras, pueden ir al spa; entonces también se mantiene su carácter de espacio de convivencia, son los lavaderos públicos modernos”, refirió Ramírez.

Juliana Castillo, oriunda del estado de Puebla, y quien renta una vivienda en el barrio de San Pedro, suele acudir a los lavaderos públicos que se ubican sobre la calle Lerdo, casi esquina con Estrella, y aunque es un lugar donde ella ha conocido nuevas amistades, también se ha llevado sinsabores de personas que no respetan las reglas de uso de ese tipo de espacios.

“No hay que dejar basura, debemos dejar los lavaderos limpios, para que los puedan usar otras personas, pero últimamente hemos tenido inconformidad con algunos migrantes, que dejan ropa, tiran jabón dentro de la pileta y ensucian el agua”, comentó la vecina.

De Iztapalapa para el mundo

Neyvi Maldonado es una joven venezolana que desde hace dos semana vive en el albergue Casa del Migrante Arcángel Rafael, ubicado en el barrio de San Pablo, también en el centro de Iztapalapa, y un día mientras caminaba sobre Lerdo, vio un lugar que llamó su atención: los lavaderos públicos que están en esa calle, en la esquina con Estrella.

“Me pareció increíble este lugar, porque en Venezuela no hay nada así. Allá la gente lava la ropa en su casa o hay lavanderías, pero no lavaderos públicos, y a nosotros nos son muy útiles porque en el albergue no tenemos dónde lavar la ropa”, comentó Maldonado.

Junto con su acompañante, Marquin Rodríguez, y su pequeña hija, Neyvi, ha utilizado en dos ocasiones los lavaderos públicos de la calle Lerdo, y hasta el momento han sido tratados con cordialidad por los habitantes de Iztapalapa que acuden con frecuencia a ese lugar.

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“La gente nos ha tratado muy bien y nos ha explicado cómo es que debemos usar los lavaderos, para respetar sus reglas y que la demás gente no se enoje”, mencionó Rodríguez.

Sistema de cuidados

En 2018, la administración de la entonces alcaldesa de Iztapalapa,, llevó a cabo el rescate de los lavaderos públicos de la demarcación, y particularmente los de la calle Lerdo fueron integrados al sistema de cuidados, mediante el cual se facilita a las usuarias que lo requieran, espacios para que sus hijos menores sean atendidos ahí, mientras ellas lavan sus prendas.

En los lavaderos públicos del callejón Morelos se habilitó un espacio cultural, donde ofrecen diversos talleres para aprender algunas manualidades, durante la visita a ese lugar.

Los lavaderos públicos de Iztapalapa ofrecen servicio de lunes a sábado de 7:00 a 14:00 horas, y la alcaldía los considera de gran importancia, al brindar acceso a espacios donde se garantiza su derecho al servicio de agua potable y saneamiento. La actual administración, a cargo de la alcaldesa Aleida Alavez, ha manifestado su interés en mantener vigente su uso.

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