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Así se desgaja la sociedad capitalina, dijo una mujer al salir de la estación Insurgentes de sistema de transporte Metrobús, en donde colectivos “feministas” explotaron la marcha destinada para pedir justicia por un caso de presunta violación a una menor de edad por parte de elementos de la policía capitalina.
Es el primer año del Gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum, esta manifestación será recordada como aquella que paralizó la zona Centro de la Ciudad, justo en la colonia Juárez, en la alcaldía Cuauhtémoc.
A cada expresión o alarido, un cristal roto. A cada golpe, patada y la garganta resquebrajada por el gas, un “no queremos hombres”.
Sin nada más que destruir, el contingente enardecido rodeó de nueva cuenta la Glorieta de Insurgentes, hasta llegar a uno de los estacionamientos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), conocido como “Cama de Piedra”, en donde pintaron patrullas, rompieron vidrios y tiraron todas las motocicletas estacionadas.
Sin importar el olor a gasolina, una manifestante reventó una bomba casera sin que ocasionara una ignición, aunque el gas alcanzó uno de sus ojos y corrió en busca de agua.
Locales de avenida Chapultepec funcionaron con normalidad, adentro comensales departían mientras las calles eran tomadas por las mujeres.
La colonia Juárez de la Ciudad fue suya y destrozaron todo a su paso, frente a la calma de una autoridad laxa, sin precisión en su actuar.
Ya habían incendiado la estación y otro grupo pintaba el emblema de la Ciudad: el Ángel de la Independencia.
Cerca de las 22:00 horas huyeron en conjunto para tomar una estación del Metro, como cualquier usuario.
Esta manifestación, la primera de gran magnitud para el Gobierno de Claudia Sheinbaum, paralizó al Ciudad, la golpeó y dejó vulnerable, rota.