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La Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) inició el desmontaje de las trabes metálicas que conforman el claro 22 de la Línea 12 del Metro, ubicado entre las estaciones Nopalera y Zapotitlán, mismo que estará reconstruido para mediados del mes de diciembre.
Con la colocación de tres nuevas trabes y puntales metálicos se atenderán los 50 centímetros de pandeo que presentó la estructura original y se aumentará su capacidad de fuerza y resistencia en 30%, conforme a lo dispuesto por el nuevo Reglamento de Construcciones.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el secretario de Obras y Servicios, Jesús Esteva, explicó que se construirán las mismas tres trabes de 36 metros de largo que tenía de origen la obra y se colocarán diafragmas de acero que anteriormente no contaba la estructura, además de puntales. Estos trabajos requerirán de 150 toneladas de acero.
“Se determinó mejor bajar el claro, es lo procedente. Por los tiempos, nos estamos acercando a diciembre que es nuestra fecha y cualquier otra alternativa, además de seguir pensando qué hacer para resolver la cimentación y las posibles afectaciones con los vecinos, hubiera todavía atrasado más la obra”, indicó.
El secretario indicó que grupo Carso está a cargo de la fabricación, en su planta de Tuxpan, Veracruz, tanto las trabes como cuatro puntales, dos en cada columna y 10 diafragmas. El titular de la Sobse subrayó que este lunes 16 de octubre deberá quedar desmontado y será el 10 de noviembre cuando concluyan el proceso de fabricación de las piezas para posteriormente comenzar con el montaje de la nueva estructura.
¿Cómo fue el proceso de retiro?
El funcionario capitalino detalló que una vez que el Metro procedió al retiro del material electromecánico, como vías, balasto y elevación de catenaria, la dependencia a su cargo comenzó con la demolición de un muro que estaba ubicado en la parte de arriba del tramo, la colocación de tapiales y unas mallas que controlan el polvo.
“Ya iniciamos con los procesos de desmontaje, vamos a quitar los puntales de acero y luego ir recortando las tabletas y las losas para poder ir bajando los trabes metálicas. Son en total tres trabes metálicas que tiene este claro”, precisó.
Durante un recorrido que realizó este diario se constató que la zona de obra se encuentra cubierta por una serie de largas mallas negras que dejan entrever los trabajos de demolición, además se encuentra cercada por láminas de metal que recubren el perímetro del sitio de trabajos.
Adentro se apreció una excavadora mecánica que retira los grandes pedazos de cemento que poco a poco se van acumulado en el suelo, mientras que los trabajadores en la parte alta cortan las varillas de la estructura de concreto.
“La verdad, ya estamos acostumbrados al relajo de aquí (...) más que nada lo que molesta es el ruido, porque empiezan temprano y todo el día se escucha la máquina tirando el concreto, lo bueno es que terminan temprano, como las seis, y por las mallas que pusieron no sale tanto el polvo”, opinó Rubén Botello, habitante de la zona.