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Cuautitlán Izcalli, Méx.— El cuerpo de Jessica quedó ensangrentado como si estuviera sentada en el piso, recargada en el colchón de una cama, en instalaciones regionales de la policía del Estado de México, confirmaron fuentes oficiales.
Jessica era elemento de la Secretaría de Seguridad del estado y murió la tarde del 30 de mayo tras recibir un impacto de arma de fuego en la cabeza, en el interior de un módulo de policía estatal en la avenida Huehuetoca, esquina de la Unión, colonia Cofradía IV, en Cuautitlán Izcalli.
Junto a ella quedó la que presuntamente era su arma de cargo y que de acuerdo a versiones extraoficiales se habría disparado de forma accidental, mientras que algunos de sus compañeros afirmaron que podría ser un suicidio.
Sus compañeros reportaron que la estaban esperando afuera del módulo para ir a comer, cuando escucharon la detonación de un arma de fuego, por lo que ingresaron y la vieron en medio de un charco de sangre.
Al lugar llegaron paramédicos, quienes trasladaron a Jessica al Hospital Vicente Villada en Cuautitlán, donde se confirmó que había fallecido. Por la muerte de la mujer policía, personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) inició una investigación, que debe estar apegada a la perspectiva de género.
Peritos de la fiscalía estatal realizan investigaciones a fin de determinar si se trató de un homicidio doloso, un suicidio o un accidente en el manejo del arma, con la premisa de que podría tratarse de un feminicidio.
Apenas hace unos días otra mujer policía del municipio de Ecatepec amenazó con quitarse la vida mientras empuñaba su arma de cargo, al denunciar que era víctima de acoso por parte de sus superiores, lo que detona la presión a la que están sujetas estas servidoras públicas.