Nayeli Real, es una mujer que siembra y enseña a sembrar en Huerto Romita en la Ciudad de México, relata que a raíz de un problema de salud se empezó a cuestionar: “¿cuál es mi relación con la comida?”.

Esa pregunta la llevó comenzar con la práctica de cultivar aquello que consume y después enseñar a otros la importancia de esta actividad que resalta “es urgente y vital” llevar a cabo.

“Sembrar es importante, creo que es un momento del mundo donde tenemos que recordar actividades esenciales, donde no es una opción no compartir eso con los niños, no podemos pasar esta generación de madres sin ocuparnos en darles herramientas a los niños para el futuro”, señaló.

Nayeli Real es una mujer que siembra y enseña a sembrar en Huerto Romita en la Ciudad de México
Nayeli Real es una mujer que siembra y enseña a sembrar en Huerto Romita en la Ciudad de México

Real recuerda que desde nuestros inicios, el ser humano era productor y agricultor, actividad que se fue heredando de generación en generación, por lo tanto considera que ese conocimiento aún permanece en cada uno de nosotros; sin embargo, las ciudades nos han obligado a “desconectarnos de la tierra”.

“Hay una desconexión natural que tiene que ver con el proceso de desarrollo de la humanidad, pero por otro lado las ciudades nos obligan a un ritmo de vida que es de un nivel de productividad excesivo, entonces eso hace que esos procesos se vuelvan o parezca que son difíciles”, dijo.

Afirma que para la creación de un huerto urbano no se necesita de muchos elementos, solamente se requiere de 5 indispensables: al menos 5 horas de sol directo, contenedores con tierra, un espacio donde ubicarlo, agua y aire.

Lo restante que debes saber es cuándo y qué sembrar dependiendo la temporada; asegura que el clima de la Ciudad de México se presta para cultivar muchísimas cosas todo el año.

“Podemos acceder a ese conocimiento si hacemos una pausacita”, afirma Real, quien asegura que los huertos urbanos aparecen en momentos donde políticamente, socialmente y económicamente hay cambios.

“Yo creo que es un momento en el que tendríamos que estar todos y vamos tarde; ya pasó la crisis climática, contaminación, seguimos en un estrés post pandémico y políticas del mundo que están generando estas ficciones de fronteras brutales. Sembrar es político, sembrar es amoroso, sembrar es crear comunidad; es difícil en el sentido de qué estaríamos haciendo un poco en contra de lo que el consumo nos está dictando, pero es elegir cómo y de dónde vamos a consumir.”, dice

Entre los beneficios de un huerto urbano están la mejora de la salud al generar tus propios alimentos, favorece la economía y la educación; además estaríamos reduciendo el impacto ambiental
Entre los beneficios de un huerto urbano están la mejora de la salud al generar tus propios alimentos, favorece la economía y la educación; además estaríamos reduciendo el impacto ambiental

Entre los beneficios de esta práctica están la mejora de la salud al generar tus propios alimentos, favorece la economía y la educación, además estaríamos reduciendo el impacto ambiental creando un espacio que te da bienestar.

Aunque se debe tomar en cuenta que de un huerto urbano no se obtendrán todas las frutas o verduras que consumimos, necesitamos de más productores.

“Necesitamos de manera constante sentirnos confiados en la vida y el huerto, ese lugar simbólico nos probé mucho, como que tienes que hacer una pausa mirar, ver qué le está pasando a la planta, regar, agradecer que salió una flor, preguntarte qué pasó, quién le mordió a la hojita y entonces eso empieza a volverse una conversación con otros reinos qué están aquí presentes, con otra con otros seres que están vivos y se comunican a través de colores, formas, modificaciones y eso empieza atraer al interior de nuestro ser satisfacción y gozo y sobre todo la posibilidad de poder observar, de hacer una pausa y poder observar la vida, recibir la vida, cuidar la vida y entonces el huerto te cuida también”, finalizó.

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