Tlalnepantla de Baz, Méx.— La ayuda no paró de arribar a los albergues instalados y a la zona del deslave del cerro del Chiquihuite, en Lázaro Cárdenas, en las calles Alpino Chamonix y Alacrán.
A pesar que las autoridades mexiquenses solicitaron que ya no siguieran enviando víveres, esto fue inevitable. Las cajas con comida se acumulaban y fueron resguardadas en dos locales de lámina sobre la calle.
Desde la tarde del viernes la comida comenzó a llegar, por todos lados la gente ingresaba para alimentar a los que realizaban los rescates. Cuando cayó la noche, el café, atoles, pan y tamales se repartieron. Y siguió el sábado.
“No pida permiso, pase al baño”, se podía leer en una de las viviendas. En el interior de los albergues, donde no había personas, los voluntarios comenzaron a empaquetar de manera individual, doblaban la ropa o incluso cobijas para los que fueran a pasar la noche.
Atziri Romero dijo proverbialmente: “¡Hoy por ellos, mañana por nosotros!”, y acompañada de su familia llevaron diferentes insumos. “Tráemeles ropa, víveres, pañales, insumos para el aseo personal, un poco de todo… estamos entregando acá abajo y arriba”, comentó.
En el albergue se hizo una fila y las cosas que no podían entregar comenzaban a repartirlas a las personas.
Lee también: "Venían y no hacían nada": vecinos aseguran que ya habían denunciado fallas en el Cerro del Chiquihuite