“Hoy Monse regresa a casa”, dijo su madre, la activista Jacqueline Palmeros, quien luego de cuatro años y medio halló los restos de su hija, para velarlos al lado de su familia. Esa promesa se la había hecho y la cumplió.
En la Glorieta de las Mujeres que Luchan, a unos metros del féretro blanco en donde reposaban los restos de Monserrat, su madre hizo una promesa más: buscar la verdad y justicia para ella y otras víctimas, de la mano de colectivos de madres buscadoras.
La lucha no va a terminar para Jacqueline Palmeros, a quien este viernes las autoridades la llevaron a la realidad de la burocracia, falta de atención y protocolos.
Le tocó volver a enfrentarlos, como cuando denunció la desaparición de su hija en julio de 2020. Ayer, más de cuatro horas tardó el Instituto de Ciencias Forenses en darle los restos de su hija.
Tanto las autoridades del Incifo como de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) la volvieron a revictimizar tardando protocolos, realizando reuniones para dejar asentado los análisis de identificación que hizo una institución y no la otra.
Jacqueline arribó a las instalaciones del Instituto de Ciencias Forenses pasadas las 9:00 horas. Esperó a que le dieran acceso y salió hasta entrada la tarde, minutos antes de las 13:00 horas, para señalar una falta de coordinación institucional, de recursos materiales y humanos en el Incifo, al grado de aseverar que “tenemos una crisis forense”.
“No se dan cuenta que nosotros pasamos de una emoción a otra, pasamos del dolor al enojo y del enojo al dolor, y eso es lo que nos provocan las enfermedades y eso es lo que nos provoca la muerte”, expresó con molestia.
Recordó que los restos de Monserrat, que ella encontró desde noviembre de 2024, no quisieron ser analizados por el Incifo y fue la fiscalía capitalina la que terminó haciendo la identificación.
“La falta de coordinación institucional hizo tardía la entrega de los restos de mi hija, sigue siendo revictimizante para nosotros. Hablamos de una falta de recursos materiales, de recursos humanos aquí en el Incifo”, repitió la activista.
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Contó que un médico forense le dijo que no tenían los recursos para determinar la causa de muerte de su hija, pero en los análisis hechos por la FGJ sí hallaron la causa del deceso, que no reveló.
“No cabe duda que vivimos en una gran crisis forense. No dudo que haya más restos de mi hija en una fosa común”, indicó.
Otro de los factores que atrasaron la entrega de los restos de su hija fue que hicieron una reunión sin que estuviera presente el médico que hizo la necropsia.
A Monserrat Uribe Palmeros la lloraron su madre y decenas de activistas. Le tocaron música, le bailaron, la protegieron entre mujeres que aprendieron a hacerlo en este país, del hombre mismo, de las desapariciones, de la violencia de género.
Los dos agresores de Monserrat fueron absueltos de la desaparición forzada en junio de 2024. La jueza Belem Bolaños determinó que no había pruebas para declararlos culpables.
La activista ya había logrado identificar a otras víctimas, sólo le faltaba su hija y este viernes la llevó al lado de sus dos hijos, quienes aún esperaban ver a su madre.