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Para muchas personas superar las secuelas de un accidente, como la pérdida de una extremidad o algún otro daño físico, puede tomar años e incluso hay quienes no logran recuperarse; sin embargo, para Horeb Rodríguez, originario del Estado de México, el escenario fue distinto. Para él, perder una pierna a los 24 años —tras un accidente en motocicleta— no fue un hecho traumático y decidió ver la vida desde una nueva perspectiva, y pensó cuales serían sus nuevas oportunidades.
Bastaron un par de horas luego de la cirugía de amputación, para asimilar que sería una persona con capacidades diferentes. Supo desde entonces que el obrero de la construcción que había sido durante años tendría que ser jubilado a temprana edad. “Tardé muy poco en aceptarlo, no como otros, pero lo que yo dije fue ‘si el tiempo está, con permiso, lo voy a aprovechar’ y no me detuve”, asegura Horeb.
Tras su rehabilitación y con las heridas físicas sanadas, asistió a una competencia deportiva en su natal Nextlalpan, a donde llegaron atletas de todo el país para dar una demostración. Ahí lo que más llamó su atención fue ver que había deportistas paralímpicos. En ese momento, no dudó que había encontrado una nueva ruta: el paraciclismo. “Me llamó la atención porque había personas discapacitadas y yo quería estar ahí, pensé en ser como ellos”, recuerda. Y así lo hizo. Diez años han pasado de la tragedia que cambió su vida, pero también de que encontró una nueva forma de mirar el futuro,
Ahora es reconocido por ser un ciclista paralímpico y acude a diversas competencias en las que representa los colores de México.
Al mudarse a la colonia Villa de Guadalupe Xalostoc, en Ecatepec, comenzó el oficio de panadero. “Ahí empecé a trabajar en el negocio de un amigo y fue así como poco a poco comencé a mantenerme económicamente”, dice.
Horeb comenzó a trabajar en una panadería ofreciendo el producto en un triciclo. El barrio lo convirtió en un vecino popular, pues reconocieron el esfuerzo de una persona con capacidades diferentes por salir adelante.
Afirma que nunca recibió burlas, pero sí muchas palabras de admiración y respeto por parte de la gente de la colonia quienes al verlo pedalear con una sola pierna se ven motivados para no vencerse ante la adversidad. Incluso en medio de la pandemia, no dejó de trabajar porque pudo recorrer las calles en su triciclo conservando la sana distancia y sus ventas se incrementaron porque las personas no salían de sus casas.