En la calle de Sadi Carnot, en la colonia San Rafael, basta con avanzar unos metros para encontrarse con lugares de estacionamiento ocupados con botellas de plástico vacías, cubetas o botes de jabón obstruyendo la vialidad. Cuando algún conductor busca un sitio donde estacionar su automóvil, un hombre con una franela roja en mano se acerca a la ventanilla del coche para indicarle dónde puede dejarlo.
Esta imagen es habitual para cientos de ciudadanos, quienes diariamente son “cazados” por los llamados vieneviene.
“Cada vez que voy a visitar a una familiar, a mi mamá, y llevo el automóvil, se me complica, porque siempre me encuentro con estas personas que piden dinero para poder estacionarme, y luego ni los cuidan (los autos), la verdad es que es obligado que le quiten a uno 15 o 20 pesos’’, relata Claudia, una capitalina de la colonia Doctores, en la alcaldía Cuauhtémoc.
En un recorrido por diversas colonias de la Ciudad, EL UNIVERSAL constató que esta actividad es de lo más común en zonas muy concurridas, sobre todo en horas pico, que es cuando los franeleros pueden conseguir más dinero.
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La Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México establece, en su artículo 28, que es una infracción “impedir o estorbar de cualquier forma el uso de la vía y el espacio público, la libertad de tránsito o de acción de las personas, siempre que no exista permiso ni causa justificada para ello”.
Colocar objetos en la vía pública, como botes o cualquier otro, amerita sanciones que van desde multas de entre 11 y 40 Unidades de Medida (UMA), es decir, aproximadamente mil 194.27 a 4 mil 342.8 pesos (de acuerdo con el valor a 2024), así como arresto por hasta 24 horas o trabajo comunitario, pero estas medidas no impiden que los franeleros se sigan apoderando de las calles.
De acuerdo con datos de la Dirección Ejecutiva de Justicia Cívica de la Ciudad de México, a lo largo de 2023 se aplicaron 11 mil 710 infracciones por obstruir el espacio público, de los cuales 2 mil 472 personas fueron arrestadas, mil 732 se hicieron acreedoras a trabajo comunitario y en 2 mil 58 casos se aplicaron multas. En 4 mil 709 se determinó que la persona no había sido responsable y se le dejó en libertad, en 24 casos fueron amonestados, 79 conciliados y 636 sobreseídos.
Las alcaldías en las que hubo más casos fueron Cuauhtémoc, que sumó 5 mil 791 y Miguel Hidalgo, con 3 mil 41 entre enero y diciembre de 2023. En tercer lugar se ubicó la alcaldía Álvaro Obregón, con 901; seguida de Tlalpan con 763, Coyoacán con 727 y Venustiano Carranza con 119. Las demarcaciones donde se registraron menos casos de este tipo durante el año que concluyó fueron Tláhuac, con sólo dos; Milpa Alta con cuatro y Cuajimalpa cinco. En Iztapalapa hubo 94, en Benito Juárez 80 y en Iztacalco 77.
En la mayoría de los casos en que alguien terminó en el Juzgado Cívico por esta actividad, se trató de varones, con 10 mil 617; mientras que mujeres fueron mil 93.
El pasado 2 de enero, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, anunció nuevas acciones para vetar a los franeleros de por lo menos seis colonias de la demarcación: Roma, Roma Sur, Condesa, San Rafael, Juárez y Doctores, las cuales se caracterizan por recibir grandes cantidades de población flotante diariamente, y aunque en algunas de estas hay parquímetros, los días en que no operan, los vieneviene aprovechan para hacer negocio.
El objetivo, según informó la alcaldía, es “remasterizar” el Operativo Diamante que ya aplica en otras partes de la demarcación para ordenar y mejorar la imagen en el espacio público. En los últimos días, la demarcación ha señalado que ha hecho operativos para “disuadir presencia de franeleros” (entre otras acciones) en las colonias Morelos, Obrera y Centro.
Aunque la Cuauhtémoc es una de las alcaldías donde más permea esta problemática, no es exclusiva. En otras partes de la capital es habitual ver cajones de estacionamiento apartados con cubetas, llantas y demás objetos, pese a los constantes esfuerzos de las autoridades para erradicar esta actividad.
Por ejemplo, en las calles que rodean a la Basílica de Guadalupe, en la alcaldía Gustavo A. Madero, es común encontrarse con grupos de franeleros que trabajan todos los días apartando lugares y cobrando a los automovilistas.
En la esquina entre las calles de Fray Juan de Zumárraga y Aquiles Serdán un grupo de tres franeleros se encuentran a la espera de los visitantes, con franela en mano y el chiflido que caracteriza a las personas que se dedican a esta actividad, esperan a sus clientes, algunos se esconden entre los vehículos, pero otros, sin temor a ser sancionados, transitan las calles con su trapo en mano, hasta que encuentran a quien ofrecer sus servicios.
A las afueras del Metro La Villa/Basílica se aprecian al menos una decena de botellas, bancos de plástico, conos, y otros objetos apartando lugares; mientras que los vieneviene —muchos de ellos portando gafetes con un símbolo de “estacionamiento” en el cuello—, se encuentran a la espera. Incluso, esta casa editorial capturó el momento en el que uno de estos trabajadores pidió a un conductor cruzar en sentido contrario un tramo de la avenida para darle un lugar.
También en el centro de Coyoacán, uno de los sitios más visitados por turistas y capitalinos, sobre todo en fines de semana, los franeleros llegan a cobrar hasta 40 o 50 pesos por cuidar de un vehículo y pueden encontrarse, incluso, en las calles más transitadas y vigiladas.
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Un problema sin resolver
Alejandro Ojeda Anguiano, director ejecutivo de Justicia Cívica de la Ciudad de México, comenta en entrevista que se trata de un problema que no se ha podido combatir como la ciudadanía lo espera; por el contrario, la apropiación del espacio público de parte de estas personas ha ido creciendo.
“No hemos podido combatir, atender como la ciudadanía esperaba el problema de los franeleros. Es un problema que más bien ha ido creciendo en esta parte de la apropiación del espacio público. Tendríamos que hacer un programa interinstitucional para ver cómo lo vamos a resolver, porque no lo vamos a resolver solamente con la amonestación y el arresto”, señaló.
Para Ojeda Anguiano, el problema de los franeleros que afectan a los capitalinos es un problema que “al gobierno nos hace falta trabajar”, ya que está relacionado con cuestiones de empleo, pues explica que aunque algunos de estos trabajadores tienen una autorización para desempeñarse en esta actividad, 99% no cuenta con ella.
“Tiene que hacerse una política integral, no podemos llegar y estarlos levantando todos los días, se genera un conflicto social”, agrega.