En zonas emblemáticas de la capital, como el Parque México, Paseo de la Reforma y la Alameda Central, ya comienzan a florecer las jacarandas, cuya especie no es nativa de México, pues arribó de países como Brasil y Perú, aunque es de las favoritas de los ciudadanos y turistas.

El árbol que llegó desde el siglo pasado se da en un ambiente cálido y se ha logrado adaptar a la Ciudad, al grado que las lluvias de las últimas épocas han favorecido a que el ejemplar crezca con más facilidad.

Año con año en época de primavera resurge y tapiza con su flor las calles de la capital, aunque desde hace unos días han comenzado a apreciarse las primeras hojas moradas de estos árboles.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la académica del Instituto de Biología de la UNAM, Ivonne Olalde, recordó que Tatsugoro Matsumoto fue un jardinero japonés que introdujo la especie al conformar un espacio floral.

“Aquí en la Ciudad de México tenemos un clima bastante benigno. No es ni extremadamente frío ni hace tanto calor. Entonces, muchas plantas es fácil que se adapten aquí. La jacaranda viene de Sudamérica, de países como Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay. Y tiene climas cálidos. Entonces, se ha podido adaptar muy bien aquí. Tenemos una buena temporada de lluvias que le cae muy bien a la planta y por eso está creciendo con tanta facilidad. Es una planta que tiene también características invasoras porque produce muchísimas semillas y es muy fácil que las semillas germinen en cualquier lugar”, sostuvo.

Explicó que la flor que a muchos gusta por su singular color causa algunos estragos en banquetas por su amplia altura, pues llega a medir hasta 20 metros, con una probabilidad de vida de 80 años. Además de que quita terreno a flores nativas, como “la tronadora”.

“Es un árbol muy ornamental que a la gente le gusta mucho también el efecto de cuando tira las flores y están en el suelo. Pero es una planta que no es mexicana y nos está quitando espacio a las plantas que sí son de aquí”, mencionó.

La académica refirió que la especie que es similar a la jacaranda es de color amarillo y también es conocida como Tecoma stans. Una de sus cualidades es que arroja flores amarillas, además de que el árbol al ser mas de menor tamaño resulta ser una opción para banquetas reducidas.

La especialista precisó que en la capital no hay un inventario total sobre el número de jacarandas plantadas, aunque por algunos que se han realizado en diferentes colonias siempre están entre los 10 árboles más abundantes o preferidos.

Señaló que como todos los árboles y plantas, la jacaranda participa en el proceso de fotosíntesis; sin embargo, este árbol del que disfrutan habitantes, turistas nacionales y extranjeros en camellones de la Alameda Central y en las colonias Narvarte, Hipódromo Condesa y Del Valle no tiene relación con ningún polinizador, los cuales son animales que se alimentan del néctar o polen de las flores y durante sus visitas transportan este elemento a otras plantas.

“Todas las plantas nos dan un beneficio. Es mejor que haya una planta a que no haya. Las jacarandas retienen el suelo, forman barreras contra el viento, el sol, producen oxígeno, captan dióxido de carbono, eso todas las plantas lo traen, lo que no tiene es relación con ningún polinizador en la Ciudad, no produce ningún alimento; o sea en las redes de vida la jacaranda no nos aporta nada”, concluyó.

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