A poco más de una semana de haber tomado el cargo como secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz Suárez buscará “ser un enlace” para la resolución de problemas de la en aras de brindar equilibrio y estabilidad.

Ante el proceso electoral del próximo año en la capital del país, considera como su mayor reto es “garantizar puentes” para que las diferencias políticas no se conviertan en conflictos que afecten el desarrollo de las actividades sociales.

Dice que trabajará para un proceso de entrega-recepción ordenado, transparente e institucional “a quien triunfe”.

En entrevista con el secretario asegura que más allá de las diferencias políticas y personales, siempre tendrá “la puerta abierta para el diálogo” para todos los sectores, incluida la oposición.

Comenta que desde los primeras días se reunió y comunicó con los alcaldes de oposición de Álvaro Obregón, Tlalpan, Miguel Hidalgo y Azcapotzalco.

No es la primera vez que toma este puesto, ¿a qué se enfrenta en la Ciudad de México casi dos décadas después?

—No es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después, dice el refrán. La experiencia que tuve hace casi 20 años fue muy importante porque da una visión de lo que es la gobernanza, de lo que implica el oficio y el trabajo de que la Ciudad funcione.

Una función fundamental del secretario de Gobierno es apoyar a la o el jefe de Gobierno y tener una red de relaciones con todas las áreas. En ese sentido, la experiencia es muy importante, eso me ayuda mucho para tener cierto olfato que me permita trabajar en un ambiente que conozco, pero por otro lado, la Ciudad ha cambiado mucho, la interacción con la sociedad es muy diferente y hay que adaptarse.

Lee también:

¿Qué es lo principal que usted puede aportar en este encargo que asume?

—Dos cosas: uno, la experiencia de trabajar en Gobierno, de conocer un poco los resortes de lo que es el manejo, la gobernabilidad y la gobernanza. Tengo una experiencia que me ayuda a procesar los temas y saber qué botones tocar para que pudiera coadyuvar en la resolución de conflictos y en sacar adelante los proyectos y programa del propio gobierno.

La otra parte es la convicción que tengo, los valores y principios que tengo desde que empecé mi vida profesional.

¿Cómo va a ser la relación con los alcaldes de la Ciudad, particularmente con los de oposición, con quienes siempre existe rispidez?

—En particular la función del secretario de Gobierno es ser un enlace y una vía siempre abierta para resolver problemas.

Más allá de las diferencias políticas, personales, quien esté en la Secretaría de Gobierno tiene que tener una puerta abierta para dialogar y ser un enlace con todas las estructuras. Hasta en las guerras tiene que haber una comunicación con el enemigo para sentarse y dar un paso para resolver problemas.

Uno de los elementos de mi perfil personal en la función pública es tender puentes. Tener puertas abiertas y las estoy concretando, en estos días, en mi actividad tuve una reunión con Lía Limón, alcaldesa de Álvaro Obregón, con la que había cierta tensión por temas políticos. Hablé con ella un rato y coincidimos en que había que dejar atrás las diferencias y tender puentes.

Estuve con la alcaldesa de Tlalpan, Alfa González, en un tema que nos une que es la defensa del territorio, los bosques y el agua; hablé con Mauricio Tabe [edil de Miguel Hidalgo], con la alcaldesa de Azcapotzalco, Margarita Saldaña. Con quien no he tenido hasta este momento una relación directa es con la alcaldesa de Cuauhtémoc [Sandra Cuevas] porque no se ha dado, no porque no quiera, lo voy a hacer. Dentro de mi programa [está] reunirme con cada uno de los 16 alcaldes y con los grupos parlamentarios.

Lee también:

Se viene un año complicado en la CDMX, ¿cómo se puede gestionar esta relación en el contexto electoral?

—Es un año complicado porque en el ambiente hay una decisión importante desde el punto de vista político y social y, por lo tanto, es uno de los retos más importantes de estar aquí en la Secretaría de Gobierno.

Garantizar estabilidad y gobernabilidad, establecer los puentes necesarios para que las diferencias políticas y electorales no se traduzcan en confrontaciones o conflictos que lleguen a paralizar o a obstaculizar el buen desarrollo de las actividades sociales. Siempre es un reto un proceso electoral, al haber temas mediáticos, donde la diferencia se traduce en una confrontación, puede salirse de límites. ¿Cuál es mi misión? Evitar que eso suceda, siempre ser un equilibrio y estabilidad que permita que el cauce de la diferencia se vaya por lo electoral y lo jurídico, y que siempre se encuentre un garante de la estabilidad. Esto implica que como funcionario, independiente de mis convicciones, filias y militancia, privilegiar mi función de mediar, no involucrarme en el conflicto y encontrar la salida.

A esta administración le queda poco más de un año, ¿cuáles son los principales problemas a resolver?

—En todas las áreas hay pendientes. Primero, concluir los proyectos y programas de este gobierno. Nosotros somos una continuidad de un proyecto que tiene que concluirse en lo que se refiere a obras, programas sociales, tejido social, que funcionen las instituciones en todos sus ámbitos, eso es lo más importante.

Canalizar las diferencias sociales que pueda haber, que puedan obstaculizar el desarrollo de la conclusión de obras y por supuesto, entregar bien. Nos toca entregar este gobierno y tenemos que hacerlo de manera ordenada, transparente e institucional a quien triunfe en el proceso electoral y al equipo que llegue.

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Comentarios