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Toluca, Méx.— La comunidad otomí cada vez va perdiendo más su presencia, usos y costumbres. Sólo 40% de los más de 260 mil que habitan la zona norte siguen hablando el idioma, especialmente ancianos que quieren preservar sus raíces.
Actividades como el tejido de sombreros y utensilios de palma o la siembra de maíz se han diluido con el desarrollo de la ciudad y la falta de interés de las nuevas generaciones.
Hoy se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, por lo que los habitantes aprovechan para exponer algunas de las adversidades a las que se enfrentan y que los ha llevado casi a desaparecer como pueblo otomí.
Ancianos de la zona norte de la capital mexiquense coincidieron en que es muy poca la importancia que revisten para las autoridades, especialmente en el ayuntamiento, que incluso les prohibió la venta de artesanías dándole preferencia a gente que industrializó los tejidos de palma y sólo contratan indígenas por su vestimenta típica, porque eso aumenta sus ventas.
En las comunidades de San Cristóbal, San Andrés y San Pablo, las mujeres tejen con los dedos la palma seca para formar sombreros, además de los llamados “charros”, éstos son empleados para las fiestas patrias en septiembre, pero al no poder venderlo en Toluca, deben buscar otras entidades como la Ciudad de México, Puebla o Querétaro.
Juan Izquierdo Robles, jefe supremo otomí de la zona norte, narró que, por ejemplo, la gente cambió el uso de sombreros por gorras o telas sintéticas y la agricultura por otros oficios, pues prioritariamente cosechaban maíz, pero el crecimiento urbano fue reduciendo los ejidos hasta quedar apenas 30% de las tierras.
“Nos han invadido en muchos sentidos, ahora nos quieren regatear las artesanías, un sombrero que vale hasta 65 u 80 pesos, lo quieren pagar en el centro de Toluca en ocho pesos, entonces nos quieren sólo como empleados, para comercializar, pero no ven que podríamos tener un mercado de artesanías y eso realmente ser un espacio para mantener nuestras actividades originarias y de ello vivir”, explicó el otomí.
Indicó que en buena parte la pérdida del idioma original se debe a que en la escuela los maestros no hablan otomí, pues varía dependiendo la región, pero especialmente los niños no tienen una clase o entre ellos prefieren hablar en español, pues muchos recibieron burlas por utilizar palabras otomíes.