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Tenancingo, Méx.— Este 14 de febrero, ocho de cada 10 rosas que recibirán los enamorados en el país fueron cultivadas en invernaderos en el sur mexiquense. Una región donde destacan las hectáreas de verdor salpicadas de tonalidades rojas, blancas, amarillas y las tradicionales rojas, especies cortadas tras 60 días de cuidados, tiempo que tardaron en florear los tallos.
Frente a las pintorescas fachadas de las casas de los floricultores, enormes mantas blancas albergan decenas de “camas”, como se llaman las áreas de cultivo repletas de hileras de gerberas, tulipanes, lilis, gladiolas o girasoles que desde hace más de tres décadas cuidan con toda delicadeza los mayores productores de flor en el país.
“De cada cama salen hasta 192 flores sin programar, porque con calendario hasta el doble”, dijo el floricultor Andrés Muñoz López.
Información del gobierno estatal refiere que en el territorio estatal se producen 80% de rosas mexicanas a nivel nacional. En los campos de Villa Guerrero, Coatepec Harinas, Ixtapan de la Sal, Malinalco, Sultepec, Ocuilan, Almoloya de Alquisiras, Tenancingo, Tonatico, Zacualpan y Zumpahuacán además de las plantas tradicionales, se desarrollaron cuatro nuevas especies de rosa: Grandeza, Pureza, Magic y otra más en proceso de denominación.
A través del proyecto Ciflor, los productores obtuvieron plantas propias, con ello, disminuyen el costo de la producción y se ahorran el pago de regalías por vender ciertas variedades de flores.
Este año, las especies más solicitadas por los intermediarios que viajan a los invernaderos mexiquenses provenientes desde Nuevo Laredo hasta Tapachula, son las rosas blancas entintadas en tonalidades moradas, verdes, las bicolor y las tradicionales rojas.
La Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro) prevé una derrama económica superior a los 2 mil millones de pesos, un margen más alto que el año pasado.
Gracias a esta actividad, cientos de familias mexiquenses llevan sustento a sus hogares. Su actividad, dicen, es tan refrescante como la fragancia de las rosas, porque al término de cada jornada, regresan a casa oliendo a estas flores.
Rosas, las más vendidas
Justo antes de llegar al centro de Tenancingo y enclavado en un cerro está el invernadero de los floricultores Martín Martínez y Andrés Muñoz, quienes se preparan para el primer mes de ventas fuertes, porque el 14 de febrero, 10 de mayo y el 12 de diciembre son las tres fechas de mayores ganancias para el sector.
La familia pasó 60 días cuidando como a un tesoro los pétalos de cada especie plantada en diciembre. Usaron fertilizantes, abono, riego, una temperatura de 28 grados máximo para no “achatar la flor” y “mucho amor” para poder ofrecer al intermediario en 150 pesos paquetes de dos docenas de flores.
Los floricultores son parientes, algo tradicional en todos los invernaderos sureños. Es una actividad que iniciaron hace dos décadas y que continúan hasta los bisnietos. En este caso, Andrés y Martín llevan 20 años dedicados a la flor, actividad de la que viven al menos tres familias compuestas por seis integrantes cada una.