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Toluca, Méx.— Sonia Pérez Rodea, maestra de danza de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), era amable, alegre y optimista, según la describieron en sus testimonios familiares y amigos ante el Ministerio Público y que, según la jueza, también fueron detonantes de la celotipia que provocó que Édgar “N”, su exmarido, la matara.
La descripción de la docente fue parte de la relatoría que hizo la jueza al resumir las pruebas e indicios que entregó la fiscalía para acreditar la probable responsabilidad del también trabajador de la UAEMéx en el feminicidio de la bailarina, y que sirvieron como base para que, tras haberle imputado el delito, fuera vinculado a proceso por su probable responsabilidad de asesinarla.
La jueza relató que con base en las pruebas no hay duda sobre que Édgar, de 48 años, llegó al teatro de Los Jaguares, en Toluca, y ahí, tras una discusión, la estranguló con su bufanda, aunque según el presunto feminicida, su intento, en un principio, sólo era reconciliarse con ela.
Horas antes de estrangularla, Édgar “N” la vio “contenta y alegre, incluso él le mandó un beso”, relató la jueza con base en la declaración de testigos que recabó el ministerio y presentó en la audiencia de imputación, el jueves.
Los testigos de la violencia intrafamiliar de la que fue víctima la docente por varios años, también coincidieron en que el carácter fue motivo de humillaciones, violencia verbal, física y sicológica, ejercida tanto en su hogar como en los espacios laborales y de la que compañeros de trabajo y familiares fueron testigos.
Las agresiones que ejercía este hombre contra la bailarina eran evidentes, coincidieron todos sus allegados. Incluso alumnos que la vieron en el teatro aun con vida aseguran que atestiguaron cómo discutían en la puerta de los camerinos e incluso vieron al imputado salir nervioso del recinto, minutos después de matarla.
Uno de los testigos dijo que durante el convivio del trabajo con motivo de las fiestas decembrinas que organizó la Secretaría de Cultura de la UAEMéx, observaron a Édgar viéndola bailar con sus compañeros, momentos en donde incluso describieron a la víctima feliz.
Los declarantes contaron al Ministerio Público que en todos los espacios laborales donde se desempeñó ella, vieron cómo él la sometió y que Sonia era sumisa; también que platicó a varios de ellos que desde hace un año estableció una denuncia ante la fiscalía por violencia intrafamiliar y que estaba en proceso de divorcio.
La jueza recordó que al imputado lo calificaron todos de “violento, agresivo y con celotipia”.