Eran las 8:50 de la mañana: decenas de toreros y ganaderos, opositores al dictamen que establece las corridas de toros sin violencia, se enfrentaron a golpes, empujones, patadas y botellazos con policías frente a la sede del Congreso capitalino, en la esquina de Donceles y Allende, en la alcaldía Cuauhtémoc.
La trifulca se desató cuando un manifestante desprendió una de las vallas metálicas que rodeaban el acceso principal del recinto y otros cinco avanzaron hacia la entrada, producto de la desesperación de los aficionados a la tauromaquia de no saber lo que ocurría en el interior.
Uno de los manifestantes pateó en el rostro al mando de la Policía Metropolitana, Rogelio Ramón Hipólito, con indicativo Ocelotl, y le fracturó la nariz, por lo que fue trasladado a un hospital.
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Por estos hechos, tres personas fueron detenidas y trasladadas al Ministerio Público.
Un grupo bloqueó la circulación vehicular, por alrededor de cinco horas, en Eje Central y la calle Tacuba, en el Centro Histórico, para exigir la liberación de los tres detenidos. Hasta la tarde de ayer no habían sido absueltos.
Ni los gritos, insultos, llantos y golpes fueron suficientes; con 61 votos a favor y uno en contra, el pleno del Congreso local aprobó el dictamen que establece las corridas de toros sin violencia.
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“Estamos perdiendo la cultura y tradiciones de más de 500 años”, expuso entre lágrimas Leticia Jiménez, aficionada a los toros debido a que su abuelo y su papá fueron toreros.
Leticia llegó a la calle de Donceles desde las 6:30 de la mañana para reunirse con toreros, empresarios, aficionados y comerciantes que, al igual que ella, consideran que las corridas de toros no implican violencia, sino cultura.
Uno a uno, los legisladores llegaron custodiados por policías desde la calle de Allende, y al subir las escalinatas del Congreso, fueron recibidos por los taurinos con algo más que un ¡olé!
“¡Ineptos, estúpidos, no saben lo que están votando! Sólo queremos dialogar”, expresó la multitud cuando llegaban diputados con alguna referencia al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cuya bancada respaldó la iniciativa ciudadana que derivó en el dictamen aprobado.
La esperanza para los taurinos arribó cuando el diputado panista Federico Chávez se detuvo para hablar con ellos y escuchar sus argumentos. “Vamos a intentar que pase una comisión y yo voy a hablar con los de mi bancada”, pero eso nunca ocurrió.
En medio de la angustia y la incertidumbre, un grupo de aficionados ubicado en el centro de la multitud abrió espacio para llevar a cabo una serie de faenas: de un lado al otro; con la cadera de lado y el pecho salido los taurinos toreaban a un animal de peluche: “¡Olé, torero! ¡Olé!”, gritaban mujeres y adultos mayores para recordar los espectáculos de la Plaza de Toros México.
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El ambiente de los taurinos y el humo rojo que caía en un rincón de Donceles fue opacado por los activistas que llegaron con trompetas, tambores, zancos, fiesta y diversión al grito de “¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”.
Los taurinos poco a poco se retiraron con incredulidad, lágrimas y frustración tras la decisión del pleno. Con información de Kevin Ruiz y Juan Carlos Williams