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Para no fallar a la tradición, algunos capitalinos se dieron citas en cantinas y bares para continuar con la celebración del 16 de septiembre. Más de uno aprovechó el día de asueto para “curársela” y continuar con el festejo.
“Una vez al año no hace daño”, dice uno de los clientes de una cantina ubicada en la calle Regina en la zona centro de la Ciudad de México, quien dijo que después del pozole y del desvelo de la noche del 15, era buena idea pasar por una “chelita”.
Sobre esa calle los bares abrieron alrededor del mediodía, esperaban a la asistencia de las mismas personas que desde temprano se instalaron en los alrededores del Zócalo para apreciar el desfile.
Para ellos ya había micheladas preparadas, cervezas congeladas y de botana, tostadas de tinga, de pata o gorditas, y para los más insaciables, aún había pozole, birria o el típico caldo de pollo.

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“Para algunos ya es parte de la tradición llegar a tomarse una chelita, a curarse y luego ir a descansar porque ya mañana -miércoles- se regresan a trabajar”, expone uno de los “ganchos” con los que cuentan esos lugares.
En otros puntos como la Glorieta Scop, en la alcaldía Benito Juárez, Coyoacán, Xochimilco o el centro de Tlalpan lucieron igual, “ya es parte de la tradición venir al recalentado y por la chelita, luego regresar al trabajo y continuar con la normalidad de la vida”, dice Raúl quien estaba en una de las tradicionales cantinas de Coyoacán.

Con sus amigos decidieron llegar en Uber, pues dicen los controles alcoholímetros luego “echan a perder la fiesta”.
Algunos ya saben dónde se colocan los puntos alcoholímetros y los esquivan. “Uno ya se la sabe, ya sabemos por dónde llegar a casa tranquilos, además es nomás una o dos para la cruda porque hay que regresar a la chamba”, expone Alejandro, otro asistente a la cantina más antigua del centro de Tlalpan.
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Después de las 14:00 horas la ciudad lució tranquila, quiera, el ruido de los aviones, de los cuetes y el tumulto de asistentes al desfile quedó atrás, entonces, se podía circular con tranquilidad.
El ritmo de vida también pareciera que va cambiando en la CDMX, no todas las cantinas tradicionales abrieron, por lo que las que prestaban el servicio lucieron al 50% de su capacidad, lo que a decir de los encargados ya se analiza si es conveniente abrir en estos días

“Ya no es como antes, antes se llevaban los 15 pero ahora, la verdad es que es muy poca la gente que llega, luego con las nuevas leyes hay que pagar doble o triple el día, por eso muchos no prefieren abrir y los meseros que sí trabajan, le apuestan todo a las propinas”, dice el encargado de una cantina típica de la Glorieta Scop.
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