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La segunda semana de vacunación contra Covid-19 para niños y niñas de 10 y 11 años en la Ciudad de México ha transcurrido sin contratiempos e inconvenientes gracias a que se habilitaron 55 sedes para aplicar el biológico.
No obstante, aún persiste un poco de temor entre los menores que acuden acompañados de sus padres a recibir la vacuna. Este miedo se hizo evidente este día en la sede de vacunación ubicada en la colonia San Rafael, de la alcaldía Cuauhtémoc, pues un niño de nombre Santiago Daniel rompió en llanto al ver la jeringa, por lo que tuvo que ser tranquilizado por su madre, pues su llanto era ensordecedor.
Al respecto, Víctor Santamaría Rodríguez, subdirector de epidemiología en la alcaldía Cuauhtémoc, señaló que es normal que en estos grupos de edad haya miedo y resistencia a las agujas.
“Es normal, en estos grupos de edad hay un poquito más de temor a las agujas y piquetes, entonces es normal que estemos presentando algún tipo de resistencia en los niños al querer aplicarles la vacuna”, expuso.
Sentí un pellizco
Ya más tranquilo tras recibir su vacuna, Santiago Daniel Guerrero dijo que sintió como un pellizco.
“Fue un poco complicado, pero sentí cómo si alguien me hubiera pellizcado, pero al menos ya pasó todo. Me dolió un poco, mi mamá me dijo que sólo era un segundo de dolor, pero no sé si fueron dos o tres. Me dio un poco de miedo”, sostuvo.
La madre del menor, Fernanda Guevara, señaló que no cree que su hijo sea el único que reaccione de esta manera al recibir su vacuna, de igual forma, agradeció la paciencia del personal que estaba en la sede de vacunación.
“El personal es muy paciente. No creo que sea el único pequeño que así reaccione, pero muy tranquila y muy contenta de que al fin él ya se pudo vacunar y pues a esperar a ver cómo reacciona para su segunda dosis”, apuntó.
Detalló que antes habló con su hijo, pero el tema de las jeringas siempre ha sido complicado para él. “Platicamos, el tema de las jeringas siempre ha sido difícil, pero fue hasta el momento en que estábamos aquí cuando él de verdad él dijo: ‘me toca una inyección’, pero bien, al menos ya está más tranquilo y eso me hace sentir también más tranquila”.
Los infantes y sus padres llegaban a cuenta gotas a las sedes de vacunación. Incluso algunos se iban sin ser vacunados, pues tenían que entrar en grupos de 10 a recibir el biológico.
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