En un esfuerzo por reverdecer el Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, este jueves se puso en marcha un programa de reforestación con 2 mil árboles y plantas de especies nativas, de un total de 16 mil ejemplares que se colocarán como parte de esta jornada.

Al arrancar el programa Huizachtépetl: raíces para el futuro, la alcaldesa Aleida Alavez hizo un llamado “respetuoso pero enérgico” a la población a no llevarse ningún árbol ni material que se estará utilizando en esta tarea.

En el Museo del Fuego Nuevo, la edil adelantó que en la primera semana de agosto se instalará un Consejo Asesor para el Cerro de la Estrella que apoye en la intervención en este punto. Además, se reforzará la vigilancia en los alrededores para impedir que los visitantes se lleven material.

Todo el material de árboles que han sido retirados como parte del programa, será utilizado en el mismo parque nacional para obras de conservación y evitar la erosión.

“Trabajar con la tierra no es una tarea sencilla, por eso agradecemos profundamente a las personas voluntarias, quienes han asumido este reto como una responsabilidad colectiva”, expuso.

Julia Álvarez Icaza, secretaria del Medio Ambiente (Sedema), anunció que este año, con apoyo del gobierno central, se concluirán los trabajos de la barda perimetral del Cerro de la Estrella.

“Estamos en la mejor época para reforestar con estas lluvias que nos ha brindado este año afortunadamente, y también hacer un anuncio importante, la jefa de Gobierno nos ha pedido poner mucho énfasis en las obras de la barda perimetral”, explicó.

Destacó que en la Ciudad de México hay 27 áreas naturales protegidas y 26 barrancas, pero son “pocos lugares”, como el Cerro de la Estrella, que “sigue siendo un cerro sagrado” para los vecinos, además de que tiene un gran valor simbólico y ambiental para Iztapalapa.

En su edición impresa del 7 de julio, EL UNIVERSAL adelantó los pormenores de la intervención que arrancó a finales del año pasado con una limpieza del cerro.

Como parte de los trabajos se hizo una revisión del arbolado de todo el cerro —incluido el camino al basamento piramidal que está dentro del Museo del Fuego Nuevo y el predio Loma Encantada— que corresponde a 24 hectáreas, tras la cual, se determinó el retiro de mil 23 árboles muertos que podían ser un riesgo para los usuarios que suelen ir a ejercitarse o pasear.

El crecimiento de la mancha urbana en este punto de la capital ha llevado a la pérdida de más de 90% del territorio original del cerro, por lo que autoridades de Iztapalapa impulsan esta reforestación.

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