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Chiconcuac, Méx.— La actual temporada invernal no ha sido la que esperaba Guadalupe Yescas, vendedora de las prendas tradicionales de lana que le dieron notoriedad nacional e internacional a Chiconcuac, el municipio textilero más importante del país. Las ventas han sido más bajas en comparación a 2024 y 2023.
“Pues ya en estas fechas las ventas son regulares, ya no como antes que la gente venía y compraba su cobija, su gabán; han sido regulares desde hace varios años”, comentó.
Ella pertenece a una de las familias que desde hace décadas comercializa gabanes, cobijas, jorongos, suéteres, guantes y bufandas que fabrican los artesanos de ese municipio mexiquense cercano a Texcoco, pero que poco a poco han disminuido.
La generación de tejedores está a punto de desaparecer, entre el auge de máquinas textileras que producen una mayor cantidad de piezas y el desinterés de las nuevas generaciones por mantener viva esta tradición que décadas atrás permitió que esta localidad fuera reconocida internacionalmente por la calidad y el colorido de sus prendas artesanales.
En la actual época de frío lo que atrae principalmente a los clientes que llegan los días de plaza son los productos textiles chinos, porque son más baratos que los nacionales, hasta 50% pagan menos los consumidores por ese tipo de prendas y eso ha hecho mella en el ánimo de los artesanos mexicanos.
“Hay fabricantes que han decidido dejar de hacer sus prendas de lana o textiles porque es más cara la producción y ahora compran pacas de ropa china para venderla y les da mejores resultados, aunque la calidad no es buena”, dijo Miguel, otro vendedor del municipio.
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“Han sido bajas las ventas por la mercancía china que nos ha venido a invadir. No ha sido como otros años (la venta). Es más barata la ropa china, ya el cliente foráneo ya no viene a surtirse con nosotros, ya viene por paca más barata, la calidad es mejor la mexicana 100%”, afirmó Leonardo González Rodríguez, comerciante de ropa tradicional.
Oficio que se extingue
La mayoría de los jóvenes de Chiconcuac no quieren aprender a tejer en lana porque consideran que es poco redituable hacerlo. Elaborar un suéter, un abrigo largo es muy tardado, en algunos modelos tardan dos, tres semanas en crearlo o a veces más y los clientes no pagan el tiempo y esfuerzo invertido en esa prenda, pues quieren todo barato.
Elizabeth Espinosa, una de las tejedoras tradicionales, calcula que actualmente quedan como 50 artesanos de lana natural, los que aprendieron el oficio a la vieja usanza, como se los enseñaron sus padres o abuelos.
Hace siete décadas prácticamente todas las familias de Chiconcuac tenían entre sus miembros a esos tejedores, que con el paso del tiempo se han extinguido.
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“Ya nadie quiere aprender, porque nuestra industria nos ganó, la industria textil nos ganó, hacen una blusa que vendemos en 30 pesos y para hacer un suéter que nos tardamos meses en vender”, dijo.
Los herederos de esa tradición empezaron a morir, se dedicaron a vender otros productos o dejaron de fabricar las piezas de lana, que fue la actividad que catapultó a Chiconcuac a nivel nacional e internacional, pues recuerdan los de mayor edad que muchas personalidades del ambiente artístico, político o deportivo llegaban al municipio a adquirir lo que ahí se elaboraba.
Al disminuir los fabricantes de ropa tejida también se ha reducido el número de vendedores de esas prendas, Guadalupe Yescas estima que ya sólo son unos 30 los compañeros que se dedican a ello.
Auge de productos chinos
El desplazamiento de la mercancía nacional por la asiática se acrecentó desde hace tres o cuatro años en este lugar en el que desde la noche del viernes al domingo, y de la tarde del lunes al martes registran sus mayores ventas.
Los clientes que acuden al centro de Chiconcuac ya saben que en la calle Guerrero es donde se instalan los fabricantes tradicionales, y en la calle Miguel Hidalgo los revendedores, donde según ellos es donde es más caro y están las prendas que no son elaboradas por los artesanos locales.
El año pasado “fue el peor para nosotros, pues ha estado muy baja la venta, otros ha estado mejor, pero hoy estuvo muy pesado. El producto chino nos está invadiendo es el motivo de que haya bajado nuestra venta porque lo de nosotros es producto nacional, entonces la mano de obra es más cara, la materia prima es más cara y todo lo chino es más barato, pero sale un poco malón, pero la gente prefiere lo barato”, dijo José Rubén Juárez, comerciante.
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Chiconcuac desde hace varias décadas ha sido de interés para los inversionistas de Asia, hace algunos lustros arribaron al municipio, ubicado en la zona nororiente del Valle de México, fabricantes y distribuidores de ropa coreanos que aprovecharon la fama de esa comunidad textilera para emprender negocios redituables.
Montaron fábricas y contrataron mano de obra mexicana para elaborar prendas de vestir, pero muchas de ellas eran “piratas” o clones de marcas internacionales que comercializaban a bajo costo; autoridades mexicanas realizaron operativos y decomisaron miles de productos que desactivaron su actividad.
Además, de que hubo múltiples denuncias de explotación laboral y de bajos salarios. Además, los empresarios coreanos fueron víctimas de secuestro y de extorsión, lo que los ahuyentó de esa área.
Al irse, a Chiconcuac llegaron empresarios de China y, según los habitantes, algunos de ellos han adquirido propiedades en la zona para almacenar la mercancía que llega de ese país para luego distribuirla.
Entre más barato, mejor
Atraídos por la gran variedad de mercancía que hay, a Chiconcuac llegan cientos de personas a adquirir sus prendas, muchos de ellos de municipios mexiquenses, y del resto de la República Mexicana.
“Venimos a Chiconcuac porque es más económico y hay mucha variedad de mercancía. Compramos ropa interior, más que nada, y blusas, pantalones. Hay ropa de 100 pesos o menos, hay variedad de mercancías. Yo vivo por aquí cerca, mi hermana viene de Puebla, pero he traído gente de Oaxaca a comprar y llevan bastante mercancía porque es económico”, narró Leonarda Torres López, cliente habitual.
“Compro de todo, de mujer, de hombre, de niño, lo que nos encargan. Hay baratos y algunos de buena calidad y son nacionales. Yo prefiero lo nacional”, comentó Trinidad, otra de las consumidoras.
“Aquí es más barato, nos conviene venir aquí. Mis hijas quieren chamarras, conjuntos deportivos, cobijas, algo para la temporada de frío y vamos a comprar para lo que nos alcance. Las cobijas queremos que sean de aquí, lo tradicional porque duran más por la calidad”, mencionó Baltasar Velasco, cliente de Ecatepec.
Para preservar los productos de lana que elaboran con sus hábiles manos, algunos artesanos han recurrido al uso de las redes sociales para ofrecerlos no sólo en México, sino en el extranjero, donde incluso tienen más demanda, pues no quieren que se extinga ese oficio que les fue heredado por sus ancestros.