“Aquí los domingos y sábados en la noche se llena, mucha gente viene a comprar ya tarde y pasan a las cheves y se pone bueno”, expresó Jesús Hernández, taxista y habitante de Iztapalapa, sobre las chelerías que se instalan en el tianguis de Las Torres en San Lorenzo Tezonco.
En este mercado, que se coloca sobre avenida Las Torres, muy cerca de Xochimilco y Tláhuac, los viernes, sábados y domingos se pueden encontrar diversos puestos de venta de alcohol con micheladas, azulitos o pulquerías, junto a locales de comida, ropa, calzado, etcétera.
En un recorrido realizado por El UNIVERSAL se contabilizaron al menos ocho puestos de venta de alcohol dentro del mismo tianguis, con servicio desde las 10:00 hasta las 18:00 horas.
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Estos puestos cuentan con diferentes tipos de cervezas en varias presentaciones y precios como azulitos a 90 pesos o chelas preparadas de un litro a 100 pesos; además de otras bebidas alcohólicas, como bombas locas, pitufos rosas, cantaritos locos, entre otros.
En los puestos también se ofertan botanas, como alitas, costillas o papas, además hay sillas, mesas, música y algunos comensales también utilizan el lugar para consumir cigarrillos o marihuana.
“Mucha de la gente que viene aquí a tomar sale de los partidos de futbol del parque de atrás. Van a jugar en la mañana y se vienen a tomar acá”, explicó Jesús Hernández.
Además, apuntó que hay ocasiones en las que estos puestos llevan música en vivo o a un DJ para acompañar el consumo de alcohol que, en algunos casos, se extiende hasta después de retirado el tianguis.
Tampoco se solicita ningún tipo de documentación para quienes consumen, por lo que la venta es prácticamente libre para cualquier persona sin importar su edad.
Jesús Hernández señaló que aun así el ambiente de estos locales no suele provocar ningún tipo de violencia o conflictos, ya que la mayoría de los clientes suelen ser compradores del mismo tianguis que hacen una parada para tomar antes de seguir con sus compras.
A pesar de que hay presencia policial en la zona, ninguno de los elementos se acerca para detener esta actividad, por lo que no es raro ver a estos puestos de bebidas alcohólicas a pocos metros de patrullas o policías.
El ambiente en La Lagunilla es similar. Para antes del mediodía, los jóvenes acuden a este tradicional mercado, en el que encuentran cervezas, micheladas, azulitos, mojitos y cualquier bebida, incluso, por solo 30 pesos.
Las llamadas chelerías ubicadas en el corazón del barrio de Tepito empiezan a dar servicio desde las 10:00 horas: “Hoy nos preparamos con todo y debemos de vender lo más que se pueda hasta las 5 o 6 más o menos o no sé si antes, porque en estos días llueve por la tarde”, dice un ajetreado comerciante.
Además de la venta de cervezas, la oferta de droga está a la vista de todos, basta acercarse con el dealer. “Hay mota sabor vainilla, café o de piña, de lo que quieras. Te la traemos… aquí no hay pedo de nada”, comenta un joven a un grupo de chilenos que llegaron a conocer las famosas micheladas de La Lagunilla.
Con temor, pero más curiosidad, aceptan el trato y consumen unos cigarros de marihuana.
El caos es generalizado, los visitantes tienen que sortear al que vende tortas, gorditas o hasta el trapeador de moda; todos caminan con una michelada en la mano. “Es tradición venir los domingos a echar una chelita y luego comprar algo que nos guste, de ahí ya a descansar”, dice Mariano.
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La “cuota” incluye seguridad
Los encargados de las chelerías no pagan permiso o impuesto a las autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc, pero sí a los coordinadores de La Lagunilla, sujetos con vestimenta negra táctica, chalecos y radios de comunicación que pasan por la “cuota” y a supervisar que no haya desmanes. Se acercan, saludan también a los policías que sólo deambulan en el lugar y se retiran; 20 minutos después se les ve dando un rondín nuevamente.
“Permiso como tal no tenemos, porque somos un puesto ambulante, pero a los que sí se les paga es a los coordinadores de todo el mercado, cada lugar tiene un espacio y depende de lo que se venda y el tamaño del puesto es lo que se paga, pueden ser 500, 300 o 100 [pesos], esto es cuando no te quedas fijo en un solo lugar. Ese dinero ya incluye seguridad, aquí es muy seguro y tranquilo, nunca pasa nada”, dice uno de los empleados del puesto.
Torean a las autoridades
En algunos tianguis de la alcaldía Coyoacán las chelerías operan de manera cuidadosa a pesar de la gente que se llega a acumular en los puestos semifijos.
Algunos dejan al descubierto las botellas de cerveza, mientras que otros prefieren ocultarlas; sin embargo, la música, las personas con sus vasos de litro, pasando por los pasillos de los también llamados sobre ruedas, hace notoria la operación de estos giros para la venta de bebidas alcohólicas en vía pública.
Y es que la oferta y demanda es importante para que las chelerías sigan operando. Jóvenes y hasta adultos mayores hacen una parada para comprar un vaso de cerveza preparado con salsas, espolvoreado de salsa Tajín o pulpas de sabores.
En un recorrido realizado por el tianguis que se pone los sábados sobre el Eje 10 se contabilizaron, por lo menos, cuatro chelerías.
Los esfuerzos de las autoridades de la demarcación por desarticular estos comercios continúan, pero siguen ganando terreno: en casas, tiendas y las ya conocidas en puestos semifijos.
En la mayoría de los casos no tienen el alcohol visible, sólo letreros o vasos, recipientes con pulpas, que hacen ver que ahí opera una chelería.
Para las personas ya es común pasear en los tianguis acompañados de una michelada, sentarse en los puestos de barbacoa, pancita, tacos y huaraches con una cerveza.
Durante el recorrido se constató cómo en estos puestos las personas se sientan y piden una “miche”, que no pasa de los 100 pesos, en algunos lados se vende en 75 pesos.
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No sólo eso, en algunos puestos de comida se pudo observar a comensales con latas de cerveza o botellas de vidrio, que en los mismos puestos les ofrecían.
EL UNIVERSAL dio a conocer que en la alcaldía Coyoacán las autoridades detectaron un modus operandi que catalogaron como chelería torera, en donde una vez que terminan los operativos para el retiro de las mismas, se vuelven a poner.
Esto ocurrió con la chelería de la colonia Carmen Serdán, en la que tres personas fueron asesinadas por un sujeto que buscaba amedrentar al dueño de la misma.