Han pasado más de cinco meses de que se inundaron y la mayoría de los damnificados de Culturas de México, en el municipio de Chalco, aún viven entre la humedad y los pestilentes olores que generan las aguas residuales que están expuestas en la “zona cero”, porque la infraestructura hidráulica todavía no funciona de manera adecuada y se han vuelto a anegar.
Otro factor adicional, al que califican como muy grave, es el de los daños que sufrieron sus casas porque estuvieron bajo las aguas residuales casi tres meses, lo que afectó su estructura.
Con los 8 mil pesos que les dio el gobierno federal el año pasado algunos compraron material para arreglar su inmueble, pero resultaron insuficientes para reparar los desperfectos que aseguran persisten.
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Esperan ser incluidos en el programa de mejoramiento de vivienda, pues no tienen recursos para reparar los daños.
“Hemos hecho algunos arreglos, pero la humedad los bota”
Chalco, Méx.— Le pasa una espátula por una de las paredes a las que le echó cemento para tratar de arreglarla, pero al primer contacto la capa espesa cayó al suelo, lo que significa, comentó, que la humedad existente no permite que se adhiera.
Así está la casa de los padres de Octavio Mendoza, localizada en la calle Zapotecas, en la colonia Culturas de México, otra de las que no resistieron estar casi 90 días bajo las aguas negras.
“Hemos hecho algunos arreglos, pero no han sido suficientes o ya se están volviendo a botar, viendo que la situación no ha mejorado mucho. La humedad es la que vuelve a botar el trabajo, por eso hacemos un llamado a las autoridades para que le pongan más empeño a esto, porque muchos domicilios y muchos patrimonios están siendo afectados”, expresó el afectado.
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Para tratar de rescatar su vivienda Octavio adquirió productos especializados para colocarlos en los muros, pero, subrayó, tampoco le dio resultado.
En la sala de su casa hay bultos del material que compró, pero decidió que no lo utilizará más porque no tiene caso hacerlo.
Antes del 2 de agosto, cuando inició la contingencia en esa zona de Chalco, su vivienda se convertía desde las 4:30 horas en una gran cocina, porque los integrantes de su familia, además de preparar tamales, hacían diferentes guisos para venderlos horas después en un puesto metálico que está sobre la calle Chalchiuhtlicue, donde sus clientes compraban tacos, pero las aguas negras no permitieron que eso ocurriera durante muchas semanas del año pasado.
La familia de Octavio se desintegró. Sus padres se fueron porque las condiciones sanitarias de la casa que habitaban y que construyeron con mucho sacrificio durante varios años no eran las óptimas para seguir en ese sitio.
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Él no se fue, se quedó para cuidar lo poco que les quedó y también para ayudar a sus vecinos. Se unió a las labores para sacar el agua, llevarles de comer o sólo para acompañarlos y que el sufrimiento fuera más llevadero para todos.
Ver la casa en la que creció le causa mucha tristeza y varias veces ha llorado, porque sabe todo el sacrificio que han hecho todos los miembros de su familia para contar con ese patrimonio.
Todavía no sabe cuándo se reintegrarán sus seres queridos, porque aún no se ha solucionado el problema del drenaje en la zona.
La preparación de los tamales se reanudó en la casa porque necesitan obtener ingresos para enfrentar la crisis económica que les ocasionó la emergencia sanitaria, la cual no ha concluido para los que viven ahí.
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El colchón que les dio a los damnificados el gobierno del Estado de México en noviembre pasado lo tiene recargado a la entrada de su casa, aún con el recubrimiento de plástico, porque su madre necesita uno, pero ortopédico debido a que tiene una lesión en la espalda y no puede dormir en uno que esté muy duro, detalló.
El agua de la cisterna que se encuentra en su propiedad, abundó, no la pueden utilizar porque está contaminada por los líquidos residuales que se filtran por el drenaje doméstico y la abren de manera frecuente para revisar que todos los días se acumula, pues en esa área de la comunidad la infraestructura hidráulica no funciona.
La familia de Octavio considera que los estímulos económicos que les han otorgado las autoridades son insuficientes, por lo que urgió a que aumenten porque las pérdidas que han sufrido son demasiadas.
Todo el hogar de Néstor tendrá que tirarse
Chalco, Méx.— Néstor Díaz y su familia abandonaron desde los primeros días de agosto la casa que se encuentra en el punto más afectado por la inundación, la calle Chalchihuetlicue, casi esquina con Purépechas, en la colonia Culturas de México, porque las aguas negras casi alcanzaron los dos metros de altura.
En esa vivienda la familia tenía una tienda de abarrotes, que era su principal fuente de ingresos y la perdieron, al igual que todo lo que había en su inmueble. Se tuvieron que ir a rentar a otra colonia porque su propiedad es inhabitable.
“Está bajo el lodo, prácticamente de las aguas negras, no se puede vivir realmente aquí, hemos pedido ayuda para la vivienda, pero nos ponen bastantes pretextos, han hecho más cárcamos, más coladeras, pero de nada sirve porque con una simple lluviecita [nos inundamos], no se puede vivir ya aquí”, expresó.
El miércoles pasado, el 15 de enero de 2025, regresó con su esposa para ver cómo estaba su casa y en el zaguán encontró pegada una notificación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que le exige un pago de más de 324 mil pesos por el servicio que le ha dado en los últimos meses.
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“Eso es lo que acabo de encontrar, tengo que pagar todo ese dinero y no hemos estado en la casa desde agosto, es más, no tenemos luz porque se cortaron los cables para evitar algún accidente y no tenemos medidor, cómo es posible que quieran cobrarnos esa cantidad si no hay nadie en la casa y no tenemos conectado nada, porque no hay energía eléctrica”, denunció.
La vivienda en la que vivía con su esposa, dos hijos menores y sus padres tendrá que ser demolida, porque al estar bajo las aguas residuales durante más de 90 días, se dañó su estructura y ya no puede ser habitada.
“Prácticamente se tiene que tirar todo y reconstruir, tres casas de aquí se están partiendo todas, la misma humedad está haciendo que los cimientos se hundan, no sólo del frente, la parte de atrás está cuarteada por todos lados. El vecino de al lado tiene los mismos problemas. No es posible estar viviendo en un lugar así”, contó.
La exigencia de Néstor Díaz es que los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) le presenten a él y a sus vecinos afectados un plan para recuperar sus propiedades, que los reubiquen a otra zona donde no se inundan o que les expropien sus casas y con ese dinero puedan comprar en otro lado donde no existan más riesgos para ellos y sus familias.
Refiere que los 8 mil pesos que el gobierno federal repartió entre los damnificados hace unos meses no se los entregaron. “De muy poco nos servirían con todas las afectaciones que sufrimos”, recalcó Díaz.
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“La casa está como la dejó la inundación”
L os Cruz, Jerónimo de 75 años y Juan de 103, tuvieron que salirse de su casa ubicada en la calle Tlaxcaltecas, en la colonia Culturas de México, en el municipio de Chalco, porque se inundó de aguas negras en agosto y regresaron hace unas semanas, pero no le han hecho ningún arreglo porque no tienen dinero para hacerlo.
“No nos han dado nada. No le hemos hecho nada, dónde conseguimos dinero. No podemos, así la dejó la inundación”, narró Jerónimo.
Desde los cuatro años utiliza una silla de ruedas para desplazarse y Juan requiere una andadera para poderse mover, por lo que en esas condiciones no podían estar en la vivienda que comparten con otra hija de Juan, quien es originario de un pueblo de Oaxaca.
Comentaron que subsistían de la venta de productos de una tiendita que abrieron en la calle Chalchiuhtlicue, pero por la contingencia la cerraron desde agosto y se quedaron sin ese ingreso durante cuatro meses.
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“Se siente uno impotente; en el caso mío porque yo no puedo hacer nada, porque tenían que ayudarnos, daban ganas de llorar, a mí me daban ganas de llorar de tristeza. Uno se siente impotente ante esta situación”, recordó Jerónimo.
Juan, quien nació en 1921, asegura que ha visto muchas desgracias en más de un siglo, pero ninguna comparada con la que le tocó vivir en carne propia en el municipio mexiquense, al que llegó con el objetivo de mejorar su vida.
Hace 15 días abrieron otra vez el pequeño negocio que está prácticamente en la “zona cero” de Culturas de México, pero las ventas se han reducido.
Jerónimo, en silla de ruedas, es el que atiende a los clientes que entran a comprar refrescos, galletas y alguna botana, porque no tienen mucho que ofrecerles.
Los Cruz requieren más ayuda, para rehabilitar su casa afectada por la anegaciones, para reactivar su negocio porque desde la pandemia no generan suficientes ingresos y atención médica para Jerónimo por la enfermedad que padece desde niño y de su padre, quien no ve ni escucha bien.
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El agua se filtra a la accesoria, afirma Germán
Chalco, Méx.— En la casa de Germán Vega, otro de los residentes de la calle Purépechas, en el municipio de Chalco, aún hay agua dentro de una de las accesorias que rentaba debido a la inundación que provocó una lluvia registrada el 11 y 12 de enero pasado.
“Estoy todavía inundado, está última inundación hubo filtración, no subió tanto como la lluvia de agosto, porque tengo un muro de contención, pero aún así tengo mis cuartos con agua filtrada por el subsuelo, esa agua se filtra y ahí está, entonces es el problema que tenemos actualmente los que estamos un poquito más en alto, muchísimas casas están muy abajo y son las que tienen problemas muy fuertes”, relató.
Y en esas condiciones ha vivido desde agosto de 2024, como todos los habitantes que se encuentran en la “zona cero” de la colonia Culturas de México. Externó que no le ha hecho arreglos a su casa porque sabe que si lo hace no serviría de nada.
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“No le he hecho ningún arreglo a mi casa porque no tiene caso, mientras no resuelvan las autoridades el problema de drenaje no puedo comprar material porque se echaría perder. Hay humedad, hay cuarteaduras, toda la parte de abajo está dañada, entonces la tengo que tirar para construir otra vez, pero ahora no se puede hacer nada porque si lo hago y se vuelve a inundar otra vez perdería todo”, dijo.
Para hacer cualquier modificación en su vivienda, incluida la demolición, necesita dinero, pero hasta ahora no hay algún ofrecimiento que le hayan hecho las autoridades de los tres niveles de gobierno para resolver la situación que enfrenta.
La propiedad de Germán aún conserva las huellas de la anegación de agosto pasado: la humedad, los malos olores están impregnados en cada centímetro del inmueble de dos niveles que se encuentra como a 20 metros de distancia de las obras del cárcamo que está en operación gran parte del día para desalojar las aguas negras provenientes de esa zona del suroriente mexiquense.
A esos males se ha sumado otro más grave: los daños estructurales a su morada que, subrayó, se agudizan cada día, porque no se han resuelto las fallas que existen en la infraestructura hidráulica y eso lo tiene preocupado.